Cicatrices

"Muñeca de trapo"

Cap 5)         

Han pasado horas desde que Antonio me dejó nuevamente destrozada, física y emocionalmente, no puedo creer como mis pensamientos y la manera de ver las cosas ha cambiado. 

Ninguna niña merece que le roben la inocencia y la pureza, por culpa de un hombre con la mente tan enferma como él la tiene, nadie merece pasar por todo lo que he pasado, vivir lo que he vivido.

En mi corta edad,con tan sólo 12 años no tendría que estar encerrada entre cuatro paredes sucias y putrefactas, tendría que ser libre, jugar y aprender cosas nuevas. Por culpa de él jamás podré vivir felíz y mucho menos libre.

Escuchó el ya conocido chirrido de la pequeña puerta siendo abierta por aquella bestia. Sé apoyó en el marco de la puerta y me observó con su repugnante sonrisa.

Él acostumbra venir aquí todos los días para divertirse profanando mi cuerpo.

Se acercó y se agachó quedando a mi altura, sentí sus labios sobre los míos, moviéndose de manera feroz.

Sus manos se posaron en mi cintura y recorrieron el mismo camino de hace algunas horas, adentrándose en lugares prohibidos.

- Por Favor, ya no quiero - susurre tratando de alejarlo con mis manos, las cadenas y las energías que ya no tenía me lo impidieron. 

- ¿Ya no quieres jugar mi pequeña Elisa?- su voz sonó burlona, él se divertía viéndome sufrir.

Quise responder, pero la manera en la que se introdujo dentro de mi me lo impidió.

Como ya era costumbre solamente desvié mi vista mi hacia el techo, observando el polvo y suciedad que hay en el, trato de distraerme con cualquier cosa para soportar el hecho de sentirlo dentro de mi. 

Su embestidas son cada vez más fuertes, destrozando más mi interior, la sensación de vacío se fue extendiendo en mi pecho. 

Ya no sentía absolutamente nada, con el tiempo me he acostumbrado al dolor, el hecho de que jamás fue gentil al tomarme, ni siquiera la primera vez. 

 La sangre comenzó a salir nuevamente de mi parte íntima, cerré los ojos al sentir el líquido escurrirse dentro de mi.

Se puso de pie -.Estás tan mal que das lástima -sonrió mostrando su perfecta dentadura, acomodó su traje sacudiendo el polvo.

 Sé nota a leguas que tiene mucho dinero, por lo que me pregunto el porque me tiene aquí y no en una de sus tantas habitaciones lujosas.  

Y nuevamente recuerdo que él no se tomaría esas molestias conmigo, porque soy solo una muñeca de trapo para él, una a la cual siempre utiliza por diversión y luego desecha una y otra vez.

- Ya no me sirves, tendré que decidir qué hacer contigo. No creo que en este estado dures mucho más. Si al amanecer sigues respirando me desharé de ti y luego veré que hacer con tus restos - la forma tan indiferente en la que lo dijo me dio escalofríos. 

Caminó hacia la salida y cerró la puerta de un golpazo y desapareció del lado. 

Me encuentro tan agotada que mis párpados pesaban y me adentro en un sueño profundo.