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Ya habían pasado unas semanas y ya Yerin quería salir del hospital, la pequeña niña ya no encontraba diversión alguna ahí dentro.

Su cumpleaños se acercaba y no tenía emoción alguna de festejarlo, todo se le había vuelto una pequeña pero larga película antigua, blanco y negro.

—¡Hola Rin! —saludó Sowon al abrir la puerta— Tengo grandes noticias para ti.

—¿Cuáles? —preguntó sin ánimos.

—Cierra tus ojos, no los abras —dijo con una gran sonrisa y las mejillas sonrojadas. La niña sólo se tapó sus pequeños ojos rasgados obedeciendo a su mayor.

Mientras que la niña permanecía con los ojos cerrados, la gobernadora salió de la habitación y a toda velocidad trató, con ayuda de Eunha, colocarse un traje de pato amarillo. Eunha también lo hizo pero tardó menos tiempo que la gobernadora dedos torpes.

—Abre tus ojos, Yerin —dijo Eunha tratando de fingir una voz de pato animado. La niña, muy lentamente, abrió sus ojos apreciando a dos patos gigantes amarillos con sombreros blancos y un gran pastel también amarillo.

—¡Wow! —dijo muy asombrada y sonriente la pequeña en la gran cama de hospital— ¿Por qué son patos? Todavía no es mi cumpleaños, mamis— agregó.

—Ya lo sabemos Yerin... —dijo Eunha— pero somos patos especiales que realizan cumpleaños adelantados con sombreros mágicos —de pronto Sowon, con su gran ala de pato amarillo, sacó debajo de su sombrero un gran ramo de flores y se lo entregó a la pequeña niña, la pequeña lo aceptó y dijo:

—Las quiero mucho, patitos gigantes.

—Nosotros te queremos más, bebé...

Esa tarde fue muy divertida en aquella habitación de hospital. Las chicas debajo de esos grandes trajes de pato, sudorosas y cansadas, no dejaron de sonreír y divertirse junto a la pequeña niña. A ellas les motivaba estar con ella un tiempo más.

No querían despedirse y ella tampoco...

[🍼❤️]

La noche ya había caído y la niña ya se había dormido dejando a las dos chicas fuera de su habitación. Ellas como estaban tan cansadas decidieron ir por unas horas a la gran casa de la mayor.

Mientras estaban en el estacionamiento del hospital, Eunha, ya sin su traje de pato al igual que Sowon, decidió decir algo:

—¿Cómo haremos? —preguntó con tristeza.

—¿Con qué?

—Yerin, va a morir. El doctor dice que el tiempo se agota y que ya debemos irnos despidiendo de ella...

—¡¿Cómo puedes decir esas cosas Jung Eunha?! —preguntó en un tono agresivo, estaba enojada y no lo iba a ocultar.

—¡¿Acaso no sabías que esto pasaría Kim Sowon?! —dio una bofetada muy fuerte a la gobernadora— ¡Yo soy la que tiene una hija a punto de morir no tú! —agregó.

Sowon con una mano en su mejilla dijo:

—¿Tú crees que no lo sé? Yo perdí a alguien importante en mi vida, no pienso perder a Yerin. Ella no va a morir.

—Sowon... —suspiró pesado entre lágrimas— para por favor.

—No voy a parar, Yerin y tú se volvieron parte de mi vida y no las voy a perder... haré lo posible para que seamos una familia —la gobernadora, sin perder tiempo, tomó de las mejillas a al joven madre y robó un gran beso de sus gruesos y rosados labios. Kim no se contenía y besó a Eunha lo máximo que pudo hasta que Jung se separó muy rápidamente.

—Mejor me voy con Yerin... —dijo apenada dándose media vuelta.

—¡Espera! —gritó Kim demandante tomando del brazo a Eunha.

—¿Q-Qué ocurre? —preguntó nerviosa.

—Te amo Jung Eunha...

—Yo también... Kim Sowon —Eunha se separó y corrió hasta el hospital, con un gran sonrojo en su mirar, mientras su mente proyectaba mil veces aquella escena de ella y la gobernadora chocando sus labios en un segundo.

Un maldito segundo en que ella se sintió querida y acompañada por alguien.

[🍼❤️]

—Creo que me estoy enamorando... querida Yerin. Gracias por hablarle a la mujer de traje y manos grandes —murmuró acariciando a su hija con una gran sonrisa.









 Gracias por hablarle a la mujer de traje y manos grandes —murmuró acariciando a su hija con una gran sonrisa

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Mami... ¡Quiero una mamá! │WonhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora