Jung Yerin es una amante de los patos, el color amarillo y usa mucho la imaginación; pero por sobre todo, el amor de su madre hace que los demás la vean como "la niña que lo tiene todo". Su madre, Jung Eunha, es una viuda con poca suerte en su vida...
—Pero bebé...—dijo Eunha triste— ya te lo había di...
—Ya me habías dicho que yo no puedo pedir o robar mamás porque primero tú debes enamorarte de una... —interrumpió la niña mientras levantaba el dedo índice— pero mami... yo quiero a alguien que coloque su mano en tu bolsillo trasero, alguien que se pueda disfrazar de pato cada vez que esté triste, quiero a alguien que te cuide y te abrace cuando yo no estoy.
—Pero te tengo a ti, tú eres mi pequeña bebé.
—Pero yo algún día no estaré aquí y quiero encontrar a alguien que te quiera. Lo haré mami quieras o no.
—Ahg, está bien. Quiero a alguien con manos grandes...
—¿Para?
—Para hacer cosquillas más divertidas, ¡Jajá!
La niña se echó a reír y todos en el lugar miraron aquella escena tan hermosa.
[🍼❤️]
Por el resto de la tarde, Eunha y Yerin, pasearon por toda la ciudad, dejando a la chica del gran traje en paz.
Al llegar a su pequeño departamento, Yerin, ya algo cansada fue a prepararse para ir a dormir. Cuando Eunha llegó, vio a su pequeña hija arropada mirando el techo.
—¿En qué piensas? —preguntó curiosa.
—Manos grandes.
—Oh... Vine a contarte un cuento y a decirte que mañana pasaré más tarde a buscarte, tengo una reunión importante. ¿Podrías esperar en el café frente al hospital mañana por mí?
—Claro mami, haré lo que digas.
—Okay, waffle de caramelo.
—Bien, malteada de fresa.
Eunha le contó a Yerin muchas historias esa noche, algunas de animales y otras de piratas.
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