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—Díganos doctor por favor —habló desesperada Sowon mientras Eunha trataba de levantarse y tomar muy fuerte la mano de su gobernadora.

—La niña está estable pero estuvimos hablando con nuestros compañeros sobre su estado, el cual es muy delicado... —dijo serio el hombre de bata blanca y mirada penetrante— creemos que es el momento de que viva sus últimos instantes con ustedes y no en un hospital, sabemos que suena mal pero creo que es necesario para que esté feliz... Deben de hablar con los directores de aquí y dejar que la niña quede en sus manos. Ahora si me disculpan debo irme —sin esperar respuesta, el doctor se marchó dejando a Eunha y a la gobernadora solas mirando a la nada, hasta que a Sowon se le ocurrió hablar.

—Creo que debemos hacer eso —dijo en una voz entrecortada, no sabía qué decir o hacer y Eunha tampoco, tenían miedo y tristeza en su mirar.

—No, quiero que se quede aquí hasta encontrar una cura —dijo firme la joven madre soltando la mano de la gobernadora y mirando fijamente a la gran puerta por dónde salió el doctor y que seguramente su niña seguía allí.

—Entiende que no hay tiempo Eunha, no hay tiempo —Sowon se puso delante de Eunha ocupando toda su vista y mostrando una cara seria y temible.

—No, ella se quedará aquí, mi hija necesita una cura.

—Tu hija no va a tener cura Eunha, ¡entiéndelo de una buena vez! —grito Kim pero Eunha seguía firme y mirando directamente a los ojos a la gobernadora, una mirada intensa pero frágil en su interior.

—¡Si la hay, siempre la hay! Solo dices eso porque quieres verme sufrir Kim Sowon.

—¡No la hay, ella va a morir muy pronto y debemos estar preparadas! —Sowon tomó de los brazos a Eunha y se le quedó viendo entre lágrimas, le dolía decir eso, le dolía decir eso de una criatura tan hermosa y cariñosa como Yerin. No quería esto, no quería que pasara esto— Debemos estar juntas, si queremos que Yerin sea feliz un tiempo más con nosotras, tenemos que unirnos como familia Eunha...

—Pero...

—¿Pero qué?

—No quiero verla morir en mis brazos, no quiero perderla...

—Tienes que aceptarlo Eunha, es momento de asimilar la verdad de la vida. Hay veces donde no queremos hacerlo y simplemente dejamos que nuestras lágrimas sigan cayendo y no vemos lo que hay en nuestros alrededores... Tienes que aceptar todo esto, hazlo por Yerin y hazlo por ti... —Eunha solo movió un poco su cabeza indicando un si— Te amo, no lo olvides por favor.

—Yo igual.

—Muy bien, vamos a esperar a que Yerin se despierte y hablaremos con los directores...






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Mami... ¡Quiero una mamá! │WonhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora