«¿Así se siente morir? Siempre pensé que sería doloroso, pero no.»
Tammy sintió como algo helado volvia su cintura, como si una banda de hielo lo sujetara. Al mismo tiempo, percibió un movimiento rítmico, como si alguien lo cargara.
«¿Estoy muerto o sigo vivo?», pensó, confundido.
No tardó mucho en abrir los ojos. Lo primero que vio fue el cuerpo escamoso de una serpiente gigantesca que lo mantenía firmemente sujetado mientras se desplazaba rápidamente por una especie de selva cruda. Tammy intentaba entender lo que sucedía, pero su mente estaba en caos. La serpiente, por su parte, parecía imparable, como si tuviera un propósito claro.
Iba a llevar a su hembra a casa.
El corazón de la serpiente parecía revolotear con frenesí, la serpiente no cabía en la emoción. «Es mía, es perfecta, es mía», se repetía sin cesar. Finalmente, se escabulló cuidadosamente hacia una cueva oculta entre los acantilados.
Una vez dentro, la serpiente lo soltó dejándolo en el suelo. Sin pensarlo dos veces, Tammy se levantó y comenzó a correr, aunque su paso era torpe y desesperado debido al miedo.
—¡No sé dónde estoy, pero tengo que salir de aquí! —murmuró, con el corazón latiendo con fuerza.
La serpiente solo observaba desde las sombras. Cada movimiento de ese femin le fascinaba. Esa hembra era distinta a cualquiera que hubiera visto antes. Cumplía con todos sus estándares y, lo más importante, parecía no tener un macho. Era suya, y no dejaría que nadie la tomara.
«¿Intentas escapar, mi hembra? No lo permitiré. Eres mía».
Con un movimiento rápido, la serpiente se abalanzó sobre Tammy, atrapándolo de nuevo. La simple idea de perderla la llenaba de ira. Acababa de encontrar a la compañera perfecta y no estaba dispuesta a renunciar a ella. Si alguien osaba reclamarla, no dudaría en acabar con él.
En este mundo los hombres bestias, la relación entre las distintas tribus se mantenía de forma pasifica, pero cuando se trataba de Femines, todo pacto de paz podía romperse.
—¡Suéltame! —gritó Tammy, su voz temblando de miedo—. ¡No quiero que me comas!
Pataleaba con fuerza, intentando soltarse del agarre de la serpiente, pero sus esfuerzos eran inútiles.
La serpiente lo miró con curiosidad. Había algo extraño en su hembra: su voz no era suave, como la de otras, sino más grave, y estaba visiblemente asustada. ¿De verdad pensaba que iba a devorarla?
«¿Crees que voy a comerte?», siseó la serpiente, dejando escapar un sonido bajo que parecía una risa. Sin decir más, comenzó a moverse hacia su nido. Estaba ansiosa por descansar con su hembra y mostrarle su lugar.
Tammy, ya agotado, aceptó su destino. «Tal vez me coma mañana», pensó acongojado mientras veía cómo la serpiente lo colocaba cuidadosamente en un nido de paja y pieles.
La serpiente, satisfecha, se enrolló meticulosamente a su alrededor.
«¿Estará cómoda?», se preguntaba mientras lo observaba. Quería hablar con su femin, pero temía transformarse en su forma humana. ¿Y si lo decepcionaba? ¿Y si lo rechazaba por no tener un cuerpo como el de los hombres bestias de cuatro patas, que eran los preferidos por los femin?
Por su parte, Tammy no pudo resistir el cansancio. Sus párpados comenzaron a cerrarse lentamente hasta que se quedó profundamente dormido.
La serpiente permaneció despierta, contemplándolo en silencio. «Es perfecta», pensó con ternura.
Este capítulo fue editado el
15/12/2024Estoy editando los capítulos de todas mis novelas.
Espero no interrumpir su lectura.
ESTÁS LEYENDO
Entre accidentalmente al nido de la serpiente malvada
RomanceTammy un joven acostumbrado a la vida urbana y a las relaciones superficiales, despertó súbitamente; después de ser asesinado por su mejor amigo y primer amor, en un mundo salvaje y desconocido siendo cargado por una serpiente gigante. «¿Por qué es...