Serpiente embelesada

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Capítulo 4: Serpiente 🐍

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Capítulo 4: Serpiente 🐍

El sol ya había salido varias veces. Tammy había dejado de temer a la serpiente; incluso empezó a sentirse seguro con esa criatura de sangre fría. Todo cambió después de ver cómo destrozaba a un escarabajo gigante que intentó devorarlo. Tammy no sabía si sentir lástima por el escarabajo o alivio por no haber terminado como su comida.




-FEMIN -siseó la serpiente al entrar en la cueva buscando con la mirada a Tam.

Tammy salió de su escondite al escuchar cómo lo llamaba. La gran serpiente negra lo observó con intensidad.

Tam llevaba puestas las finas prendas que la serpiente le había dado, decorado con joyas resplandecientes y perfumado con un aroma particular. Ese aroma característico de un femin.

La serpiente siseó con entusiasmo al ver a su pequeño femin usando los regalos que le había ofrecido. Para él, ese gesto significaba que su femin había aceptado el cortejo.

-SSSS, FEMIN, HERMOSO -dijo, embelesado mientras admiraba a Tammy.

No tardó en deslizar su gran cuerpo hacia su femin, enrollándolo con cuidado para llevarlo al nido.

-Oye, espera... -intervino Tammy, moviéndose con incomodidad.

En los primeros días con la serpiente lo llamaba "señor serpiente" porque él aún no le había dicho su nombre.

-FEMIN -respondió la serpiente, siseando suavemente.

-Tengo hambre... -dijo Tammy, casi como un reclamo. Vivir encerrado en aquella cueva bajo el acantilado le impedía buscar comida por sí mismo. La única opción era depender del "señor serpiente".

La serpiente sintió una punzada de culpa. Había olvidado alimentar a su femin antes de dormir. Su propio cuerpo estaba satisfecho tras devorar una gran presa y podía pasar días sin comer mientras digería, pero olvidó que Tam no compartía su metabolismo.

De inmediato salió en busca de la fruta dorada, un alimento ligero pero nutritivo, ideal para saciar el hambre de un femin. Al encontrarla, regresó rápidamente, arrasando con árboles y piedras mientras avanzaba con rapidez.

Dentro de la cueva, encontró a Tam cómodamente sentado en el nido que había preparado con tanto esmero. La serpiente dejó caer la fruta de su cola y, con un empujón, la hizo rodar hasta él.

Tammy observó el gesto, pero al notar que la fruta estaba sucia por rodar en el suelo, hizo una mueca de desagrado. A pesar de ello, la lavó en el agua del pequeño manantial en lo profundo de la cueva antes de comerla.

La serpiente lo miró atentamente, siguiendo cada movimiento de su femin.

-Oye, gracias, pero no me vuelvas a dar la fruta así, ¿sí? Se ensucia y no puedo comerla -dijo Tam, cruzándose de brazos.

Entre accidentalmente al nido de la serpiente malvadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora