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Hace cinco o seis años en Antigua Guatemala ...

La pequeña región estaba siendo azotada por grupos rebeldes en las afueras de la ciudad, mientras la Policía Nacional Civil hacía todo lo posible para contrarrestar los enfrentamientos. A pesar de la situación, muchos extranjeros seguían disfrutando del encanto de aquella bella ciudad empedrada, ya fuera ajenos a los disturbios o simplemente ignorándolos.

Un hombre con lentes oscuros, una camisa de mangas cortas y un estilo fresco y adecuado para el clima, se encontraba recostado sobre la barra. Relajado, disfrutaba del exquisito café y del inigualable sonido de las baquetas golpeando la madera de la marimba. Era una mañana maravillosa, a pesar del ir y venir de las personas, cuando de repente, un grupo de oficiales vestidos de negro con insignias policiales entró en el lugar.

— ¿Qué pasa? — le preguntó al de servicio.

— Andan revisando papeles por el alboroto allá afuera, buscan ilegales solos en la zona. — Hongjoong asintió, vaciando el contenido de su taza y disfrutando del café. Miró por encima del hombro y notó que los oficiales le estaban echando un vistazo. Se giró en su asiento, tocando el arma en su cintura, lista para ser usada si fuera necesario.

Un agente se le acercó

— "¿Viene solo?" — Hongjoong fingió no entender el idioma. — "Que si v- mierda ¿Alguien tiene un traductor?"

Justo en ese momento en que el agente se acercaba, alguien más cruzó la puerta.

Era un hombre de la misma nacionalidad, con una camisa blanca ajustada que dejaba ver su abdomen y una presencia vibrante. Entró mirando a su alrededor mientras los policías le hacían las mismas preguntas; había sido perseguido después de ser visto vagando por los jardines.

Seonghwa levantó ligeramente su falda, acariciando la navaja que tenía a mano, dispuesto a usarla si la situación lo requería.

— "Señor, su pasaporte por favor, ey señor ¿Viene solo?"— insistió de nuevo el policía. En ese momento fijó sus ojos sobre el hombre de la barra, esculcó su mirada intensamente con el oficial que ya lo había tomado del brazo. 

—No, no vengo solo — dijo en el mismo idioma.

Ambos se acercaron hasta que Hongjoong tomó la iniciativa tomándolo de la cintura.

— Está bien, viene conmigo, tranquilos.

No perdió el tiempo y una vez dejó el dinero sobre la madera se dirigió al tercer piso pasando entre otros agentes, una vez entraron a la habitación Hongjoong se recostó tras la puerta con el otro escuchando sobre ella, ambos respirando agitado.

— Soy Seonghwa — susurró sin despegar el perfil de la puerta.

— Hongjoong — respondió demostrando una sonrisa.

— E-es un placer — dijo cuando su mano fue tomada delicadamente como saludo.

— Igualmente — respondió Hongjoong con una sonrisa genuina.

— ¿Qué te parece la idea de salir más tarde por ahí lejos de uniformados? — propuso sin perder oportunidad. El otro mostró una sonrisa completa mostrando sus perfectos dientes.

— Perfecta

Esa noche cenaron y, entre copas, brindaban con el ritmo de la marimba de fondo, mientras otras personas bailaban a su alrededor. Bombillos amarillos, fijados manualmente a cables, atenuaban la calurosa temperatura del lugar. La camisa de Seonghwa ya se había pegado a su abdomen por el sudor, y Hongjoong tenía perlas de sudor acumuladas en el cuello de su cabello.

Mr. & Mrs. Kim    ̸/̸̅̅ ̆̅ ̅̅ ̅̅  HonghwaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora