Salida

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Al salir de mi casa lo primero que sentí fue el cambio en temperatura, a diferencia de hace unos días cuando llovió, hoy el clima podría ser comparable a un día frío de verano, alrededor de 21c. Durante mi monólogo la puerta de al lado empezó a moverse, al abrirla totalmente pude ver a mi vecina.

-Buenos días.

Ella saltó hacia atrás ligeramente, una vez vio mi cara suspiró.

-Casi me das un infarto.

-No pareces tener la edad en la que se suelen sufrir.

-Es un decir.

-A.

Ella se giró de nuevo a cerrar la puerta y se volteó a mirarme cuando terminó.

-Buenos días.

-Buenos días.

-¿Vamos?

Yo asentí y no dije nada más, nuestro paso podría ser considerado rápido, probablemente porque si fuéramos más lento llegaríamos tarde, apenas salimos con tiempo suficiente para llegar a tiempo.

-No esperaba que me acompañaras para ir también.

-¿Por?

-Pensé que tal vez ibas a acompañarme solo en la escuela y de regreso. No quiero sonar grosera pero ¿No tienes nada mejor que hacer? Sin ofender.

-No te preocupes, honestamente no tengo mucho más en lo que ocuparme.

Ella aceptó mi respuesta y seguimos caminando en silencio.

-Si necesitas algo de mi no dudes en pedirlo, no soy muy útil pero veré que puedo hacer. No haré nada lascivo.

¿Lascivo?

-Lo tendré en cuenta.

El silencio continúe por unos segundos más.

-¿Siempre hablas así? Me refiero, ya no me haces preguntas o intentas continuar la conversación.

Yo la miré, ella no me estaba mirando con enojo o alguna emoción fuerte, solamente con curiosidad.

-Así es como soy, no soy una persona muy interesante y si no tengo nada importante que decir prefiero guardármelo para mi mismo.

-Ya veo.




El resto del camino estuvimos en silencio, la experiencia no fue incómodo pero tampoco podría ser catalogada como placentera. Nosotros llegamos justo unos segundos antes de la campana, salvándome de ser enviado a detención de nuevo, al igual que el resto de días las clases fueron aburridas, los estudiantes parecían estar más distraídos y los profesores cansados, probablemente porque mañana no tenemos clase, Manabe seguía revisando su celular como ayer, su rostro fruncido estaba fruncido con enojo. Al almuerzo fuimos a la cafetería y el resto del día fue pacífico.

Cuando las clases terminaron y estaba a punto de retirarme fui detenido.

-Ayanokouji, acompáñame un momento.

Yo asentí, y me paré para seguir a la profesora, pude escuchar a Karuizawa siguiéndome, la profesora se sorprendido ligeramente al verla pero no dijo nada al respecto.

-Síganme.

Llegamos a la sala de profesores, al entrar no había nadie adentro. La profesora se acercó a un escritorio tomó un cuaderno arrancó una hoja y saco su unos billetes de un bolso cercano.

-Ayanokouji, ¿me podrías hacer un favorcito?

Ella me pasó la hoja y unos billetes, en el papel estaban escritos materiales de estudio, la marca y cantidad.

SwingingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora