Miserable

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Durante fin de semana no hice mucho, salí algunas veces a mirar el vecindario y el parque pero no encontré nada que me llamara la atención, en la zona comercial probablemente hubiera encontrado algo pero la cantidad de gente me detuvo de intentarlo.

Hoy lunes en la mañana estoy esperando a mi vecina en frente de nuestras casas, ella salió más trampeando de lo habitual, ella estaba mirando al suelo y realmente no noto mi presencia hasta que terminó de cerrar la puerta.

-Buenos días.

-Buenos días Ayanokouji.

Karuizawa parecía un cachorro regañado, seguía con la mirada baja y no me miraba a los ojos.

-¿Estás bien?

-¿Por qué preguntas?

-No pareces estar bien.

Ella levantó la mirada y miró al frente.

-No es nada.

Decidí no hacer más preguntas, no es como si pudiera ayudar incluso si supiera, el viaje fue silencioso, Karuizawa parecía estar pensando en algo todo el tiempo, ella no parecía estar consciente de nada alrededor de ella. Poco antes de que llegáramos a la escuela ella pareció salir del trance y se giró a mirarme.

-Ayanokouji, muchas gracias por tu ayuda pero es mejor que me dejes sola, no te necesito más.

"¿¿¿???"

Pensé que por fin estábamos a construyendo una relación amistosa, ¿que pasó?

-¿Por qué lo dices Karuizawa?

Ella desvió la mirada hacia el suelo y le respondió en una voz menos fuerte.

-No me agradas y me molesta que me sigas a todos lados.

Cuando la miré un poco más ella intentó levantar la mirada para hacer contacto visual pero al mirar mis ojos volvió a mirar hacia abajo.

-No pareces estar siendo sincera.

Incluso si me hubiera dicho que me matara no hubiera hecho nada más que levantar una ceja, el intento para intentar alejarme me parece algo cómico. Ella simplemente me dió la espalda y salió corriendo, si fuera ella me avergonzaría si tuviera que verme luego en clase.

Al entrar a el aula pude ver a mi vecina descansado en el pupitre, escondiendo su rostro entre sus brazos, cuando gire a ver la clase solo habían unas pocas personas que estaban mirando hacia esta dirección, y todas son parte del grupo de Manabe.

Con el sonido de la campana que indica el inicio del receso Karuizawa se paró y salió del salón, durante clase ella estaba intentando prestar atención a la lección, cuando giraba a verla ella se escondía en sus brazos.

La seguí silenciosamente mientras me aseguraba de no ser visto, otra vez parecía dirigirse hacia el campo de futbol, desearía tener una cámara.

Aun recuerdo de vez en cuando lo que ocurrió ese día, cuando no podía mover mi cuerpo y una la cuchilla acariciaba mi piel, de vez en cuando le aplicaban fuerza ligeramente y mi cuerpo empezaba a sangrar, ellas sabían lo que estaban haciendo, por horas no hicieron ninguna herida profunda, solo heridas superficiales que pueden ser detenidas con vendas o curas aun recuerdo como mi cuerpo estaba teñido de rojo con mi sangre.

Cuando pensé que iba a detenerme trajeron un cuchillo diferente, pusieron sus manos sobre mis ojos y lo movieron sobre mi piel, sentia que el cuchillo era adentado, sentía como cada vez que se desplazaba jalaba mi piel ligeramente. De un momento a otro pusieron ropa en mi boca y entró en mi abdomen, intenté moverme, pero mi cuerpo estaba restringido, aún recuerdo como movían el cuchillo cuando aún estaba empalada de la misma forma sacaron el cuchillo y me desmalle.


Al igual que siempre, cada vez que ocurre mi mente se pone en blanco, no tengo ni un solo pensamiento, no siento nada, es como si no estuviera en mi propio cuerpo, como si estuviera viéndome a través de una pantalla, como si yo no fuese yo.

Escuche pasos, Manabe al parecer los escucho también y se giró a ver, desde mi posición no podía ver nada, la voz parecía ser de Ayanokouji, ¿por qué está aquí? ¿No sería más fácil solo ignorarme?

Pese a que hast acierto punto he aceptado mi debilidad y mi fealdad. ¿Por qué me siento tan horrenda cuando alguien más me ve en este estado? ¿Sigo teniendo algún tipo de estima?.

Repentinamente mi cuerpo regreso a funcionar correctamente, el dolor en mi abdomen apareció de la nada, sentí que tenía fuerzas, ¿por qué ahora? ¿Es porque no quiero que me vean así de miserable? Al levantar la mirada vi a Ayanokouji Claramente, sus voces pese a estar tan cerca parecían distantes, incluso en otro idioma porque no entendía. Cerré los ojos respire profundo e intenté pararme.

Manabe al verme frunció el ceño y se fue rápidamente.

-Tus acciones tienen consecuencias.

Ayanokouji no respondió, se giró a mirarme y me extendió su mano, alcancé a sentarme antes de que se me acercara.

-¿Estás bien?

-¿Por qué estás aquí?

-Hoy parecías estar estresada, me dio curiosidad saber a dónde ibas.

-¿Qué le dijiste?

-No mucho, ella parece ser más racional de lo que pensé. ¿Por qué preguntas?

Pese a sus gestos y a lo poco que he aprendido no puedo evitar sentí como si me estuviera viendo por encima del hombro.

-Ayanokouji, desde tu punto de vista, ¿te parezco un ser miserable?

-¿Por qué preguntas?

-¿Si o no?

-No realmente.

Yo lo miré fijamente, sin importar la situación el mantiene la misma expresión aburrida, como si estuviera leyendo un libro de tercera.

-Karuizawa, ¿disfrutas de estar en tu situación?

Involuntariamente fruncí el ceño y apreté mis puños, si no lo conociera ya abría intentado golpearlo, pese a eso sigue con la mano extendida, viéndome hacia abajo.

-¡¿Qué intentas decir?!

-Era solo una pregunta estúpida, quería intentar animarte.

-¿En serio crees que ese o me va a hacer sentir mejor?.

-Tal vez.

Mirando a mi alrededor recordé que estoy en una zona apartada en el campo de futbol como de costumbre, aún quedan más de diez minutos para que el receso termine, pese a que odio admitirlo el lugar más seguro es alrededor de este patan.

-Ayanokouji, ¿por qué me ayudas? Sabes que te estás metiendo en problemas por alguien que no conoces por más de una semana...

-No tengo ninguna razón especial, quería hacer algo sin motivo o con algún objetivo.

Mirándolo de nuevo no pude evitar sentirme como basura, como si yo necesitara ayuda. Odio que sea verdad, odio necesitar ayuda.

-Me haces sentir miserable, pero gracias.

Acepte su mano y me paré con su ayuda, mis piernas se sienten débiles.

-Sabes, me gustaría pedir un favor.

Levante una ceja y lo mire, ¿no que lo hacía porque si?

-¿Qué es?

-Necesito un celular, pero no conozco los alrededores.

-Si es solo eso puedo ayudarte.

-Gracias.

-Es un placer.

Después de responderle Ayanokouji se quedó callado yo no tenía nada mejor que decir así que me gire a ver otro lado. La campana va a sonar pronto, normalmente querría que el receso se acabase lo más pronto posible, pero ¿por qué quiero que dure algo más?

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Son unos suertudos (si es que les importa) de que cerraron el gimnasio y el tempo que hubiera entrenado lo gaste en encontrar un buen flujo.

SwingingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora