Al día siguiente llegué a la escuela un poco más temprano, la mayoría de mis compañeros ya estaban en clase socializando, mi vecina no está presente.
-Ayanokouji.
Me gire a ver y quien me habló era un chico de mi edad, con cabello negro y ojos negros, realmente normal.
-¿Pasa algo?
-Solo te quería preguntar si querías cambiar de asiento, el mío está mejor ubicado.
Al ver el asiento señalado era el de la esquina opuesta de donde estoy sentado, al lado de la puerta.
-Gracias por la oferta pero estoy bien.
El me miró como si tuviera algo que decir pero giro y se fue devuelta a su asiento.
-Intenta mantenerte alejado de problemas.
Sus últimas palabras me parecieron raras, ¿a que problemas se refiere? Esta clase tiene algo raro, el resto de las clases parecen más ruidosas y alegres, sin embargo esta es normalmente callada sin contar las voces de un grupo de chicas específico, el mismo de la chica que me acompañó mi primer día.
Justo antes de que la campana sonase mi vecina llegó.
-Buenos días.
Ella ignoró mi saludo y se sentó. Al mismo tiempo nuestra profesora llegó y empezó la clase.
Como es normal para ella las clases son difíciles de seguir, no solo porque está atrasada sino por que es difícil concentrarse, por suerte para ella la fuente de sus preocupaciones no son el grupo de bastardas de siempre sino en cómo devolver la sombrilla.
Al mirar al frente se arrepintió ligeramente de su comportamiento, pese a su rostro inexpresivo Ayanokouji parece ser amable, y esa amabilidad es desperdiciada en alguien como ella.
Durante la clase final decidí hacerme el dormido, quiero saber hacia donde se dirige después de clases, cada vez que las clases terminan ella se queda sentada y parece esperarme antes de irse.
Una vez sonó la campana ella se levantó y se fue rápidamente, decidí ocultar mi presencia al seguirla, cuando me muevo así no me convierto invisible sino que solamente desaparezco del ojo inatento, a menos que que me estén buscando específicamente no me encontraran siempre y cuando mantenga mi distancia y me mueva en las sombras.
Al llegar al campo de futbol era difícil esconderse, la zona no tenía nada que me dejase acercarme al mismo tiempo que me oculte, sorprendentemente pese a eso pude escuchar los gritos de chicas.
-Maldición!!! Mi novio me engañó con una perra con el mismo cabello color mierda que el tuyo, todas las rubias son unas perras lanzadas al igual que ustedes dos.
Pese a que la distancia es grande pude escuchar atentamente esas voces, son del grupo de chicas que parecen ser la raíz de la atmósfera de la clase, incluso podía escuchar pequeñas carcajadas de vez en cuando.
-El parásito este no tiene cabello color castaño como ella, tu solo estás buscando excusas para desquitarte con ella.
-¿Y qué? Somos afortunadas de haber obtenido un saco de boxeo tan duradero, solo estoy intentando sacarle el máximo provecho.
-Estas loca.
-Ambas sabemos que tú también disfrutas viendo a gente sufrir.
-¿y? Yo nunca he tocado a nadie como tú.
-El hecho de que no hallas hecho nada pese a ser consciente de lo que ocurre te convierte en cómplice, en alguien igual a mi.
-Touché.
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Swinging
Fanfiction"Ayanokouji... Si saltase" Ella me miró a los ojos, sus ojos morados que me miraban con arrepentimiento, sentí como si su mirada atravesara hasta la parte más profunda de mi ser. "¿Sentirías algo? ¿Te importaría?" Hace poco hubiera podido responder...