7. Yugen

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𝐘𝐔𝐆𝐄𝐍
(幽玄)

"𝚄𝚗 𝚜𝚎𝚗𝚝𝚒𝚍𝚘 𝚙𝚛𝚘𝚏𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚢 𝚖𝚒𝚜𝚝𝚎𝚛𝚒𝚘𝚜𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚋𝚎𝚕𝚕𝚎𝚣𝚊 𝚍𝚎𝚕 𝚞𝚗𝚒𝚟𝚎𝚛𝚜𝚘... 𝚢 𝚕𝚊 𝚝𝚛𝚒𝚜𝚝𝚎 𝚋𝚎𝚕𝚕𝚎𝚣𝚊 𝚍𝚎𝚕 𝚜𝚞𝚏𝚛𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘 𝚑𝚞𝚖𝚊𝚗𝚘"

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Osaka, Japón.

Los productos pasaban la banda sin que Momo prestará mucha atención en los precios.

La cajera le sonrió amablemente y Momo sólo se dedicó a pagar el total para tomar sus bolsas e irse.

Llegó al estacionamiento y puso durante un momento los las bolsas en el suelo mientras abría la cajuela.

– ¡Momo! – La voz de alguien a sus espaldas la hizo girarse, estaba en estado de alarma hasta que vio de quién se trataba. – ¡Momo espera!

El chico llegó corriendo hasta donde la japonesa se encontraba y se tomó unos segundos para retomar el aire que necesitaba. – Pensé que no te alcanzaba. Toma, casi lo olvidas. – Dijo con una sonrisa extendiendo una pequeña bolsa a la chica.

– Gracias. – Contestó con simpleza sin querer entablar una conversación. – Casi lo olvidaba.

– Debe ser por qué ahora pareces llevar más cosas que antes. – Bromeó. – No es que sea entrometido pero así es Momo, todos los sábados a la misma hora llega y la misma hora se va, siempre llevando los mismos productos, tan exacta como un reloj. – Imitó con su dedo índice las manecillas de un reloj. – Tic tac, tic tac.

Hitaro era un chico Bien parecido y de una edad cercana a Momo que trabaja en el supermercado que ella frecuentaba. A Momo no le interesaba saber mucho de su vida, pero el castaño parecía siempre querer hablar con ella.

– ¿Ya tienes rommie nuevo por qué pareces comprar lo doble de antes? – Preguntó amistoso.

Momo miró sus compras para después conectar su mirada con el chico. – Algo así. – Dijo restando importancia.

– Oye, los chicos y yo queremos ir a tomar un café ¿No quieres venir con nosotros?

– No, lo siento. Salí muy temprano y tengo que regresar a darle de comer a mis perros. – Contestó sin emoción.

El ánimo del chico pareció decaer. – Oh, bueno. No sabía que tenías mascotas ¿Cómo se llaman?

Momo pareció pensar su respuesta. – Boo y Dubu.

– ¿Y se portan bien?

– Boo es un buen chico, pero Dubu es una perra muy escandalosa cuando se lo propone. – Contestó con tono neutral.

El chico le sonrió amigable. – Bueno, sí un día gustas salir, estoy disponible. Espero que te vaya bien alimentando a Boo y Dubu. – Dijo ofreciéndole una reverencia. – Nos vemos.

– Nos vemos, Hitario.




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No le tomó mucho tiempo a Momo regresar a su casa y tener lista la comida. Después de todo, sólo era arroz frito.

Cuándo bajo por las escaleras la vio ahí recostada sobre sobre su colchón, claro ¿Qué más podría estar haciendo?

C H A Î N E SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora