Lluvia

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María Inés despertó sintiéndose mucho mejor que la noche anterior. Había peleado fuertemente con Alejandro por culpa de su jefa, Marcela. Esa mujer le daba una desconfianza terrible, pero ella misma le había confesado que estaba más que interesada en Alejandro y eso no podía soportarlo.

Marcela era joven, guapa y compartía los mismos intereses que Alejandro, empezando por la profesión. No podía evitar sentir una gran inseguridad.

Escuchó un par de truenos que avisaban que vendría una gran tormenta de lluvia. Se paró de la cama y se asomó al balcón de su habitación, el cielo estaba completamente gris. Días como esos tendían a deprimirla mucho, así que para sorpresa de todos volvió a meterse a la cama.

MO: Que onda con mi mamá eh? Está muy raro que no se haya levantado.

AD: Bueno, quizá le hacía falta descansar, pararse de la cama tarde. —sirviéndose un vaso de jugo.

AN: No, para mí que no es cansancio, es depresión. —Andrés la conocía tan bien. El vínculo con su mamá siempre había sido muy fuerte.

MO: Depresión!? Porque estaría deprimida Andrés? Ya superó lo de el divorcio, tiene a sus amigas y ahora tiene a Alejandro Salas que la hace feliz, no?

AD: Exactamente.

AN: Iré a verla... —levantándose de la silla.

Andrés tocó dos veces a la puerta de la habitación de su mamá y luego le dió el pase...

AN: Buenos días hermosa. —le dio un beso en la mejilla y luego se acostó boca abajo a su lado.

MI: Buenos días hijo.

AN: Porque estás depre?

MI: "Depre"? —negó. —No mi amor, no estoy deprimida.

AN: Te conozco María Inés... los días nublados te ponen así. —María Inés sonrió levemente.

MI: Me conoces tan bien...

AN: Porque estás triste? Aparte del día nublado, peleaste con Alejandro? —le había dado justo en el clavo.

MI: Algo así... —suspira.

AN: Con razón... que fue lo que pasó?

MI: Nada importante hijo.

AN: Pues para que estés tan triste... debe ser importante no?

MI: Prefiero reservármelo.

AN: Entiendo... —dijo levantándose de la cama.
—sea lo que sea que haya pasado con Alejandro se va a solucionar, ya verás. —María Inés asintió suplicando internamente que así fuera. —Quieres que le diga a Elvia que te suba el desayuno?

MI: No mi amor, más tarde bajo.

AN: Segura?

MI: Segura amor. —Andrés le dio un beso y luego salió de la habitación dejándola sola.

De pronto comenzó a caer la gran tormenta de lluvia. María Inés se levantó de la cama y volvió a asomarse por el balcón. Sonrió al ver como el agua caía sobre los árboles y sus plantas.

MI: Los días nublados no son tan malos después de todo...

De pronto apareció en el panorama Alejandro, en medio de su jardín y completamente empapado. María Inés negó sobándose la sien. No tenía ganas de verlo pero tampoco podía dejarlo afuera en la lluvia o tal vez se lo merecía...

Sus miradas conectaron y entonces Alejandro le empezó a hacer señas para que fuera con el.

MI: Estas loco Alejandro... —dijo para si misma negando.

Él seguía haciéndole señas para que bajara con el y entonces de la nada comenzó a bailar bajo la lluvia en medio de su jardín.

MI: Eres increíble... —dijo comenzando a reír.

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AD: Está completamente loco!

MO: Que le pasa!?

AN: Está bien enamorado de mi mamá, eso pasa.

Los tres jóvenes miraban por la ventana de la sala a Alejandro Salas bailando bajo la lluvia como loco.

MO: Mamá ya lo habrá visto?

AD: Ya habría bajado no? Iré a avisarle...

AN: Creo que no será necesario hermanita...

María Inés decidió bajar con Alejandro. Al principio dudó mucho en hacerlo pues estaba enojada con él, se sentía muy bajoneada y además la lluvia no cesaba, pero se animó al ver a Alejandro bailando bajo la lluvia como un loco.

MO: No lo puedo creer!

AD: Ahora tenemos a dos locos en el jardín!

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MI: Estás loco!

AL: Tenía que venir a verte...

MI: Pues yo no tenía muchas ganas de verte.

AL: Ojos, tienes que confiar en mí.

MI: No sé si pueda hacerlo y sabes que!? Mejor voy a entrar a mi casa, la lluvia está muy fuerte! —se disponía a entrar pero Alejandro la detuvo tomándola de la mano y la jaló hacia el.
—Alejandro... —él negó y atrapó sus labios en un beso impidiéndole replicar.

AL: Bailemos... —dijo posando sus manos sobre la cintura de ella.

MI: No me gusta la lluvia, odio los días nublados, me deprimen. —Alejandro sonrió levemente acariciando su rostro.

AL: Tienes que disfrutarlo todo ojos, todo! Sabes que dicen de la lluvia? —ella negó. —Dicen que la lluvia purifica el alma así que no hay porque estar tristes cuando llueve...

Y ahí estaba María Inés bailando bajo la lluvia con el amor de su vida. Para algunos eran un par de locos solamente pero para otros, para los que si creían en el amor verdadero e intenso, era como una escena de película romántica.

Desde mis ojos (capítulos únicos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora