Prueba Negativa

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Se encontraba supervisando una remodelación que le estaban haciendo en el vivero. Desde que había despertado esa mañana comenzó a sentirse mal pero lo dejó pasar pues tenía mucho trabajo que hacer, además que había quedado con Alejandro de ir a ver una propuesta de una nueva casa para vivir cuando se casaran.

Intentó agacharse para acomodar una flor pero se mareó al instante así que mejor se levantó y respiró hondo.

MI: Que me está pasando dios mío? —suspiró sobándose la sien y decidió sentarse un rato.

El mareo iba cesando pero sentía que la cabeza le iba a estallar.

MO: Mami? Te sientes bien? —preguntó preocupada al ver a su mamá con la cabeza hundida entre sus manos.

MI: Si hijita... —volteando a verla.

MO: Segura?

MI: Si, de verdad. Solo me duele un poco la cabeza pero eso es todo, estoy bien. —dijo poniéndose de pie.

MO: Pues te ves un poco pálida ma. —María Inés rió negando.

MI: Ideas tuyas mi vida. Necesitabas algo?

MO: Nada más preguntarte que si en qué te ayudo?

MI: Bueno, si quieres puedes acomodar un poco el vivero para que se vea presentable.

MO: Está bien mamá.

MI: Mientras yo voy a pedirle a Elvia que esté atenta para cuando lleguen los proveedores si?

MO: Si ma.

MI: Ya vengo hijita...

María Inés le dio un beso a su hija menor y luego entró a la casa desde la puerta de servicio de la cocina. Al entrar la golpeó un olor a vainilla bastante desagradable para ella, inmediatamente se le revolvió el estómago y sintió náuseas.

MI: Pero que esta cocinando Elvia?

EL: Pudín de vainilla señora, le va a encantar!
—dijo muy entusiasmada.

MI: No, no creo que "me encante" tanto eh.
—dijo tapándose la nariz con su mano.

EL: Porque no señora?

MI: Permítame un momento Elvia... —salió casi que corriendo de la cocina y ni siquiera se tomó la molestia de subir hasta su baño, sino que entró al baño de invitados y ahí devolvió el estómago, no pudo aguantarse más.

Se sintió un poco mejor al devolver el estómago pero aún así se sentía mareada. Subió a su habitación a asearse y tuvo que recostarse un rato, pues el malestar comenzaba a ser más fuerte que su voluntad de querer seguir trabajando.

El teléfono comenzó a sonar y lo contestó de inmediato...

MI: Mi amor?

AL: Hola ojos. —María Inés sonrió cerrando los ojos. —Solo llamaba para recordarte nuestra cita de esta tarde...

MI: Usted no tiene nada que recordarme señor Salas. Cuando he olvidado una cita con usted?

AL: Bueno el otro día llegó usted tarde a nuestra cena eh... —María rodó los ojos.

MI: Pensé que ya me había perdonado, además no llegué tarde porque yo quise eh, fue culpa de Adriana.

AL: Le está echando la culpa a su hija de su falta de interés y compromiso? —María rió negando.

MI: Cómo crees?

AL: Te veo a las tres?

MI: Si, pero primero pasamos a comer no?

Desde mis ojos (capítulos únicos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora