"Que haces aqui?"

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La noche anterior había tenido una fuerte discusión con Alejandro por culpa de Verónica. Esa mujer la tenía harta, y había sido muy clara con Alejandro, ya no lo quería en su vida, aunque sabía que aquello era mentira. Ella ya no podía vivir sin Alejandro, pero necesitaba mantenerlo alejado al menos un par de días.

Sabía que no podía permitir que Alejandro influenciara su vida, sabía que no podía echarse a morir por él pero no tenía ánimos ni de levantarse de la cama.

MI: Gracias por traerme el desayuno hasta la cama Elvia.

EL: No es nada señora... —dudando entre preguntar o no. —Está usted bien señora?

MI: Claro que si Elvia. —dijo dándole un trago a su jugo implorando que su fiel empleada no preguntara más.

EL: Es que como no se ha levantado y me pidió que le subiera el desayuno a la cama... se peleó con el señor Salas? —María Inés casi se atragantó con el jugo de naranja.

MI: Pues digamos que no estamos en la mejor etapa de nuestra relación. Mis hijos ya se levantaron? —preguntó cambiándole de tema.

EL: Ya señora. La niña Monica ya se fue a la escuela, el joven Andrés también salió muy temprano y la niña Adriana está terminando de desayunar con el joven Nicolás.

MI: Gracias Elvia, puedes retirarte... —la fiel empleada asintió y dio media vuelta para salir de la habitación pero María Inés la detuvo. —Elvia!

EL: Si señora?

MI: No estoy para nadie. —advirtió ella.

EL: Para nadie?

MI: Para nadie, y eso incluye al señor Alejandro Salas. —Elvia asintió sin decir más y entonces salió de la habitación de su jefa.

María Inés terminó de desayunar tranquilamente. Se disponía a leer uno de sus libros favoritos cuando el teléfono comenzó a timbrar... conocía ese número de memoria... no hizo por contestar, simplemente se le quedó mirando hasta que dejó de sonar. Sonó dos veces más y entonces decidió mejor desconectarlo.

MI: A ver si así te queda claro! —le gritó al teléfono. —Que voy hacer contigo Alejandro? —negó suspirando.

Se quedó mirando a la nada sentada en la cama recargada en el respaldo pensando en lo mucho que Alejandro había cambiado su vida, y en lo mucho que había cambiado ella misma para bien. De la María Inés sumida y abnegada que algún día fue ya no quedaba nada. Sonrió sintiéndose orgullosa de sí misma y se levantó de la cama, necesitaba relajarse un rato.

Entró al baño y puso a llenar la bañera. Se quitó la bata y el camisón, y se vio completamente desnuda en el espejo... Alejandro le había ayudado mucho para aprender a amarse tal cual y como era, gracias a él ahora se sentía realmente hermosa y deseable.

Salió del baño y agarró una botella de vino y una copa que guardaba en el mini bar de su habitación. Ese espacio Ignacio lo había creado y ahora se lo agradecía bastante. Volvió al baño y se metió en el agua tibia de la bañera poco a poco. Vació un poco de burbujas y se sirvió una copa de vino.

MI: Bastante temprano como para estarme tomando una copa... —negó dándole un gran trago. —Que importa! —se dijo a sí misma y se sirvió otra, tampoco planeaba ponerse borracha. Suspiró sintiendo como su cuerpo entero comenzaba a relajarse.

Desde mis ojos (capítulos únicos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora