Desde mis ojos (capítulos únicos)

Compromiso

Por fin se estaba celebrando la boda de Adriana con Nicolás, y todo se había hecho tal y como la joven Sanmillan había querido. Claro que María Inés no podía permitir que su ex esposo y su madre llevaran el control de la boda de su primogénita, eso hubiera sido muy injusto para Adriana.

María Inés suspiró mientras observaba todo lo que ocurría a su alrededor. Todo había salido bien, incluso Ignacio se estaba comportando a la altura aunque claro que no perdió oportunidad para reclamarle sobre la presencia de Alejandro Salas en la boda de su hija, pero poco le importó. Si él había invitado a Daniela, porque ella no podía invitar a Alejandro?

AL: La estás pasando bien? —dijo abrazándola por los hombros.

MI: Si, nada me da más gusto en este mundo que ver a mi hija realizada. —sonrió al ver como Adriana bailaba abrazada de Andrés.

AL: Me lo puedo imaginar ojos. —dándole un tierno beso en la cabeza.

MI: Lo único que me duele es no ver a mi mamá presente... —suspira.

AL: Ella se lo pierde. —dijo haciendo que Maria diera media vuelta para mirarla a los ojos. —Mamalena tiene que aprender que cada quien tiene vida propia y que no puede estar haciendo su voluntad cuando se le plazca, como se le plazca.

MI: Pues si tienes razón. —Alejandro acarició sus mejillas y entonces besó sus labios suavemente.

AL: Ademas que bueno que no vino porque sería capaz de correrme. —ríen.

MI: Eso si yo lo permito. —le guiñó un ojo besándolo ahora ella.

MO: No te da vergüenza? —interrumpiendo el romántico momento de su mamá con su novio.

MI: Aquí no hijita... —dijo intentando sonar lo más calmada posible pero la verdad era que su hija menor la estaba sacando de sus casillas desde hace días.

MO: Es que como te atreves a traer a este señor a la boda de Adriana, mamá!?

MI: Tu papá trajo a Daniela, a él no piensas decirle nada?

MO: Es diferente!

MI: Sea como sea! —alzando un poco la voz. —Deja de comportarte como una niña, Monica. No dejaré ir mi felicidad nada más porque a ti ni te parece. —Monica rodó los ojos y se fue de ahí casi echando chispas. Alejandro miró orgulloso a María pero también con cierta preocupación, ya que sabía lo mucho que ella sufría por sus hijos.

AL: Estás bien? —ella asintió y simplemente lo abrazó. Se sentía tan protegida entre los brazos de Alejandro. —Quieres bailar? —y antes de que le dijera algo la guió hasta la pista de baile y bailaron como dos enamorados.

Algunos invitados los veían de manera juzgona, otros con envidia y otros llenos de felicidad por la pareja que solo inspiraba amor.

La despedida con Adriana después de la fiesta para María Inés fue difícil. Se había casado su pequeña y ya no viviría con ella, ahora le tocaba verla volar...

AL: Estará bien mi amor. —dijo pulsando el botón del elevador.

MI: Lo sé, pero es que es mi niña Alejandro, es mi pequeña abogada... —ríen.

AL: Los hijos nunca dejan de necesitar a sus padres...

MI: Supongo que tienes razón. —dijo sollozando. Alejandro le sonrió con ternura y la besó tomándola de ambas mejillas.

AL: Deja de llorar ojos...

Bajaron juntos del elevador y Alejandro la guió hasta la habitación. Habían acordado en que lo mejor sería reservar una habitación de hotel para estar más cómodos y relajarse.

MI: Pero la viste? Se veía preciosa no es cierto? —se sentó en la orilla de la cama.

AL: Bueno es que se parece a su mamá. —ríen.

MI: Ojalá tenga un matrimonio muy dichoso. —viendo como Alejandro se quitaba el saco.

AL: Lo tendrá ojos. Se aman mucho. —María asintió y él se sentó a su lado.

MI: Eso si. —suspira. Alejandro besó su frente y comenzó a quitarle las joyas, una por una. María lo veía fascinada, amaba como la trataba.

AL: Tu te ves muy feliz también...

MI: De ver a mi hija tan feliz. —ríe. Alejandro sonrió al verla reír y besó sus labios.

Poco a poco se fueron dejando llevar hasta caer rendidos, desnudos, sobre la cama...

Alejandro la envolvió entre sus brazos repartiendo besos por su cuello...

AL: Desearía tenerte así por siempre y nunca soltarte. —María suspiró enamorada.

MI: Yo también...

AL: Pero yo estoy hablando en serio ojos...

MI: Yo también. —dijo riendo levemente.

AL: De verdad ojos, deberíamos de vivir juntos...

MI: Juntos? —volteando a mirarlo de manera seria.

AL: Si, juntos... —María lo vio levantarse de su cama y buscar algo dentro de su saco. —No te estoy diciendo que ya pero podemos irlo planeando mi vida. —el regresó a la cama y le mostró un anillo con una piedra preciosa y brillante.

MI: Alejandro, que anillo tan divino! —mirando el anillo bastante sorprendida.

AL: Es un anillo de compromiso, para cuando tú estés lista...

MI: Alejandro... —volteó a verlo con lágrimas en los ojos.

AL: Aceptas?

MI: Por supuesto que si! —Alejandro besó sus labios amorosamente y entonces melé puso el anillo en uno de sus dedos. —Te amo!

AL: Yo te amo más sabes? —acariciando su mejilla.

MI: Soy muy muy feliz a tu lado!

AL: Yo también mi amor...

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Toda la familia Sanmillan estaba reunida en la mansión. María Inés decidió hacer una comida para despedir a Adriana y a Nicolás, y también habían invitado a Rosario y a Paulina, claro.

MI: Me da mucho gusto que estén aquí...

RO: No íbamos a fallarte.

PA: Oye pero tú te ves como diferente...

MI: Cómo diferente? —haciéndose la desentendida.

PA: Diferente... como más feliz, más radiante... que te traes eh?

MI: Bueno es que... pero no vayan a hacer un escándalo eh! —les advirtió.

RO: Claro que no!

PA: Pero ya dinos! Qué pasó?

MI: Alejandro me dio un anillo de compromiso...

Y claro que sus amigas no pudieron aguantarse las ganas de armar todo un escándalo de la emoción, llamando así la atención de los demás. Alejandro negó, pues ya sabía que habían gritado de la emoción porque María les había dado la noticia del compromiso.

PA: Y para cuando es la boda!?

AN: Que boda? —alcanzando a escuchar a Paulina.

MO: Nada más eso falta. —dijo entre dientes.

MI: Bueno, ya que aquí mis amiguitas no saben callarse... —dijo con sarcasmo haciéndolas reír. —Se los dire de una vez... —Alejandro se acercó a ella y la abrazó por la cintura. —No sabemos cuándo pero Alejandro y yo nos vamos a casar...