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Sakura se removía entre las sábanas, se sentía sofocada, su cuerpo estaba bañando en sudor y su reparación era bastante agitada.

Sus ojos se encontraban cerrados y ceño ligeramente fruncido.

Estaba volviendo a tener una de sus pesadillas, se sentía morir, no tenía escapatoria, quería gritar.

Aún podía ver los pétalos de rosas en el suelo.

La sangre estaba en todas partes.

Sus manos, su frente, en si abdomen, su ropa estaba manchada de ese color carmesí, las lágrimas no paraban de resbalar por sus mejillas.

Mientras que hacía el intento de arrastrarse hacia una vía de escape.

"¿A donde crees que vas pequeña?"

Esa voz, esa maldita voz, estaba claro que no tenía intenciones de dejarla ir, Sakura se removió más cuando la pesadilla parecía llevarla hasta lo más profundo.

- no- murmuró entre sueños- detente, por favor... ¡No!.

Exclamó la pelirrosa incorporándose bruscamente de la cama, las lágrimas había resbalado por su mejilla, su pecho subía y baja rápidamente, como si hubiese corrido una maratón.

La pelirrosa escucho unos arañazos seguido de un ladrido, para terminar en un chillido.

Un suspiro salió de sus labios, y no dudó en abrir la puerta, para que perro pudiera entrar, el pastón alemán, no dudó en adentrarse a la habitación de su dueña, para luego subirse arriba de su cama.

Sakura se acostó a su lado y el animal no dudó en lamerle las mejillas, sacándole una sonrisa a la chica, quien empezó acariciarlo.

- gracias por estar conmigo amigo- murmuró la pelirrosa sin dejar de acariciar la cabecita de su mascota.

En ese momento la puerta se abrió, habiendo que el perro rápidamente se pusiera alerta.

- ¿Tía?, ¿Te encuentras bien?- pregunto su sobrino, quien no sabía si entrar o no, por el animal que lo estaba viendo de una forma receloso.

- estoy bien cariño, Aki abajo- ordenó la pelirrosa mirando al perro.

El cual obedeció al instante, volviendo a retomar su lugar, al lado de su dueña.

- ¿En serio estás bien?, Escuché un grito y me preocupe- comento el pequeño acercándose a su tía.

Quien le sonrió de forma cariñosa y no tardó en acomodarse, para que su pequeño y adorable sobrino se acostara a su lado, quien no dudó en hacerlo, quedando así ella, en el medio de su perro y sobrino.

- estoy bien Kenshi, solo tuve una horrible pesadilla, no fue nada- contesto, a lo que el pequeño la miró dudoso.

- ¿Segura?- volvió a insistir.

- si pequeño, perdón por despertarte.

- buenas noches tía, te quiero.

- yo también te quiero, descansa- murmuró.

Viendo como poco a poco, su sobrino volvia a quedarse dormido, esa noche la pelirrosa no volvió a dormir, lo único que hacía era velar por el sueño del hijo de su hermano, mientras que hacía un gran esfuerzo.

Para no volver a quedar dormida.

No quería volver a tener esa horrible pesadilla, ni mucho menos asustar a su pequeño.

Al día siguiente, Sakura estaba caminó a encontrase con el cliente, que su hermana le había contado, que necesitaba de sus servicios.

Cuando Karin había llevado a Kenshi a su departamento, le había contado sobre el hombre, que necesitaba de sus servicios como abogada, para poder divorciarse de su esposa, la cual consideraba toda una bruja o eso fue lo que le dio a entender su hermana, ella no quiso darle muchos detalles, ya que la misma pelirrosa se lo había pedido.

Entre cenizas ( Sasusaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora