The Prophecy┃Oscar Piastri.

𝟑 𝐋𝐚𝐩

El lunes por la mañana, Madeline se levantó temprano, como de costumbre. Aunque había renunciado a su trabajo en la oficina de publicidad el sábado, su rutina de los lunes seguía siendo sagrada. Preparó una refacción con cariño y esmero, seleccionando frutas frescas, bocadillos y jugos para los niños del orfanato que visitaba regularmente. Esta visita, una tradición que había comenzado después de la trágica pérdida de sufrió hace dos años, era una forma de canalizar el amor que tenía para dar y la quien le dio esa gran idea fue Katrina, la pelirroja lo recuerda muy bien.

(Recuerdos, Barcelona, Febrero, 2023)

El sol brillaba intensamente aquella tarde cuando Katrina llegó a la casa de Madeline. La tragedia reciente aún pesaba en el aire, y la atmósfera dentro de la casa reflejaba la tristeza y la pérdida. Madeline, con los ojos hinchados por el llanto, se encontraba en la sala, abrazada a una manta que había tejido para su bebé. El dolor de haber perdido a su hija la consumía, dejándola en un estado de desolación.

Katrina, su mejor amiga, estaba decidida a ayudarla a encontrar un propósito, algo que le devolviera la esperanza y la alegría. Con pasos firmes y una sonrisa compasiva, entró en la casa y se dirigió hacia Madeline.

—Hola, Maddie —dijo suavemente, sentándose a su lado y tomándole la mano—. ¿Cómo estás hoy?— intenta hacerle una plática tranquila la danesa.  Madeline levantó la vista, sus ojos llenos de lágrimas.

—No lo sé, Kat. Todo se siente vacío sin ella —respondió con voz quebrada.

Katrina asintió, comprendiendo el inmenso dolor de su amiga. La abrazó con ternura, dejando que Madeline soltara un poco de su pena en ese abrazo. Después de unos momentos de silencio, Katrina se apartó un poco y la miró a los ojos.

—Maddie, sé que nada puede reemplazar la pérdida de Alexa, Pero creo que hay algo que podría ayudarte a sanar, al menos un poco.— inicia comenzando a compartir una idea que le vino a su cabeza tan solo la noche de ayer. Madeline frunció el ceño ligeramente, curiosa.

—¿Qué cosa?— pregunta con cierta duda e interés la pelirroja. Katrina tomó una respiración profunda antes de continuar.

—Hay un orfanato no muy lejos de aquí. Los niños allí no reciben el cariño suficiente. Pensé que podrías ir y darles todo ese amor que querías darle a tu bebé. No reemplazará lo que perdiste, pero podría traer un poco de luz a tu vida y a la de esos niños.— le extiende finalmente esa grandiosa idea que tenía. 

Madeline se quedó en silencio, considerando la idea. La pérdida había dejado un vacío enorme en su corazón, y la idea de dar amor a niños necesitados resonó en ella.

—No sé, Kat. No sé si estoy lista para eso —dijo con duda en su voz. Katrina le dio una apretón suave en la mano.—Lo entiendo, Maddie. No tienes que decidirlo ahora. Pero piénsalo. Podrías hacer una gran diferencia en la vida de esos niños, y quizás ellos también puedan ayudarte a ti.— trata de convencer un poco a su amiga.