𝐻𝑒𝑟𝑟𝑎𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑑𝑒 𝑠𝑎𝑙𝑖𝑑𝑎 | Puzzleshipping | EDITANDO Y CREANDO

-Prólogo

Siempre vemos lo mismo en los omegaverses:
Omega: Los inferiores y los sumisos.
Beta: Los del medio, igual a los humanos.
Alfa: Los superiores y de mayor rango en la jerarquía.
O tal vez hayan historias con algo diferente...

Nota: Se subirán capítulos los fines de semana.

Corriendo por su vida, una pequeña familia de alfas escapaba por la ciudad, desde que los omegas y los betas se rebelaron contra los alfas, exterminando su raza casi por completo, salir con vida de la ciudad siendo alfa ,llena de patrullas con armas con el tiro de su gatillo te podían arrebatar la vida, era una misión casi imposible de sobrevivir.

En esa pequeña familia se encontraba un chico de 10 años que bien podía pasarse por un adolescente de unos 15 a 16 años.

Cuando al fin pensaban que habían escapado, dejaron de correr para decansar un poco. Grave error.

Pues una patrulla los observaba en secreto esperando para atacar en cualquier momento. Miedo fue lo que sintió aquel niño cuando los vio, pero ya era muy tarde. Las patrullas separaron a aquella familia, sus padres siendo alfas , y, el niño que todavía no había rebelado su raza ,sin embargo su aspecto juvenil hizo pensar a las patrullas que el ya había rebelado su raza, y, como carecía de olor , era un beta.

Ver a sus padres lejos de el, viendo el trato que los patrulleros le daban, la ira lo iba consumiendo, sin embargo no fue lo peor todo, lo peor fue cuando vio a los patrulleros sacar sus pistolas.

Taparse los oídos no fue suficiente para no seguir escuchando a sus padres, quienes pedían piedad, taparse los ojos no fue suficiente para saber como sus padres iban o podrían morir en cualquier momento.

Aquella imagen mental tristemente se volvió realidad, sus oídos, a pesar de estar tapados fuertemente, fueron víctimas del sonido de los disparos.

-¿Los dejamos aquí?-preguntó uno de los patrulleros.

-Sí, ya no importa ocultar estos cuerpos, no hay nadie en esta ciudad-dijo una voz proveniente de un walkie-talkie.

-¿Y el chico?-dijo otro patrullero señalando al niño de la pareja.

-¡Ey, muchacho, ven!-exclamó el líder de la patrulla.

El niño muerto de miedo obedeció a la orden, una vez que estaba lo suficientemente cerca de los patrulleros, el líder lo agarró bruscamente de su camisa.

-¿Tu nombre?-preguntó.

-Ya-Ya-Yami-tartamudeó.

-Yami, ¿Será que no le cuentes lo que acabamos de hacer nadie?-dijo a la vez que sacaba su pistola apuntando a la cabeza de Yami.

-Anda, sé bueno y haz lo que te pido, si algún día me llegó a enterar de que lo dijiste, no descansaré hasta ver tu cuerpo sin vida, como los de tus padres.

Después de unos segundos de silencio, Yami asintió con cabeza, tras saber la respuesta, el líder lo soltó.

-Muy bien, podemos irnos.

-Espera, lo más probable es que lo cuente, lo mejor sería llevárnoslo o matarlo.

-No, míralo, está totalmente asustado y con lo que le dije de seguro llevará este secreto hasta la tumba-aseguró el líder.

Luego de unos minutos los patrulleros se largaron para seguir su misión, la calle estaba vacía, calle que alguna vez había sido un lugar alegre, ahora era una masacre, ya que habían , además de los padres de Yami, otras personas que tuvieron el mismo destino, las risas que se escuchan todo el tiempo fueron intercambiadas por gritos de dolor y tristeza.

Yami con un dolor y tristeza enorme corrió directamente al cuerpo de sus padres.

--¿Por qué?¿Por qué a ellos?-dijo llorando.

No sabía con exactitud lo que pasaba, lo único que quería era que esta pesadilla terminara, solo que esto no era una pesadilla, estaba en la vida real, solo, llorando por aquellos que le dieron la vida, por aquellos que lo vieron crecer, por aquellos a los nunca les volverá a dar un abrazo, por aquellos que sus cuerpos yacían en el suelo con caras de miedo, por aquellos a los que nunca volvería a ver...