La familia Dursley y Harry se mudan a Oregón, Estados Unidos, por una gran oferta de trabajo que consiguió el señor Dursley. Al llegar, alquilan en una casa grande, vieja y triste.
Esta casa, que en realidad parece una enorme mansión, fue dividida e...
Eran las nueve y media de la mañana en Londres cuando aterrizaron en un vecindario común. Mientras Sirius aterrizó de pie, Harry cayó sentado, despeinado, desorientado y con unas profundas ganas de vomitar.
—¿Dónde estamos?
—En Claremont Square, descuida, la primera aparición siempre es así, te acostumbraras.
Harry no quería acostumbrarse a ser girado como un gato en una secadora.
—Es aquí. Dijo finalmente después de caminar unos minutos y pararse frente a una fila de casas.
—¿Y cuál es tu casa?
—Ninguna de estas. Toma este papel y léelo
Harry tomo el papel que decía:
"La casa de los Black es el número 12 de Grimmauld Place"
Y justo después de leerlo, frente a sus ojos las casas se movieron a un lado dejando el espacio para que apareciera de la nada otra casa de varias ventanas, tenía un conjunto de escalones delanteros desgastados, que conducen a una puerta principal maltratada. En la puerta hay una aldaba plateada con forma de serpiente retorcida, sin orificios, manijas o cualquier otra cosa que indique que es una puerta.
Sirius solo extendió los brazos de forma dramática y exclamó con sarcasmo.
—¡Bienvenido al noble hogar ancestral de la familia Black!
La puerta se abrió sin siquiera tocarlo, y dejo pasar primero a Harry.
Se veía todo tan aristocrático. El largo pasillo de la entrada estaba iluminado con lámparas de gas y una gran araña de techo, todo decorado con dibujos de serpientes y lo más perturbador fue ver un pie amputado gigante a un lado de la puerta, puesta como paragüero.
Ni siquiera se atrevió a preguntar.
—Bueno te mostraré tu habitación, imagino que estarás cansado. Pero te daré un pequeño tour después.
Solo asintió dándole la razón. Apenas era de madrugada en América, y casi no durmió por las ansias de buscar la llave de botón.
Sirius lo guió a unas escaleras, llevándolo a los pisos superiores, ahí contempló una decoracion de cabezas de criaturas montadas en la pared, no pudo identificar que clase de animal o cosa eran
Esta casa era aterradora y al mismo tiempo fantástica.
Fue llevado al tercer piso, a una habitación decorada con colores verdes y serpientes
—Esta era la habitación de mi hermano, pensaba en que podrías tenerla tu y darle una nueva vida, puedes decorarla como prefieras.
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Era una cuarto mas pequeño que su habitación en américa aunque estaba en mejor estado y con más muebles.
— Contestaré cualquier pregunta cuando despiertes si así quieres. Tengo mucho que contarte.
—Está bien.
—Bien, descansa cachorro.
Cerro la puerta dejando a Harry en su nueva habitación.
No podía creer todo lo que pasó en una noche, apenas hace pocos meses se mudo de continente con sus tíos y ahora está de vuelta en Inglaterra viviendo con un padrino que no sabía que tenia. Y además se entera de que sus padres fueron asesinados, y como si no fuera mucho, se entera que también es un mago e irá a la misma escuela de magos que fueron sus padres.
Ahora entendía las cosas raras que le pasaban, todo era magia.
¿Que cosas podría aprender a hacer en esa escuela ?
¿Tendría una varita mágica?
¿tendrá que utilizar un sombrero puntiagudo?
¿Tal vez le enseñarían a hacer crecer plantas?, así aprendería a crear un jardín tan fantástico como el de su otro padre.....
Su padre....Su madre
Sabía que no eran sus verdaderos padres, ellos están muertos. Pero aún así era lo más cercano que tenía a una familia de verdad, y ya no los vería más.
Ya no habría abrazos de papá, ni comida casera de mamá, no habría juegos en familia, ni besos de buenas noches, los dejo para siempre....y su único recordatorio de ellos, sería su muñeco, el pequeño Harry.
Fue a sacarlo de la maleta junto a sus demás cosas, la foto de sus padres, sus guantes que tenían pintados manos de esqueleto, un regalo de Wibbie. Un abrigo de piel, regalo de la señorita Spink, y la campana de triangulo que le dió el señor Bovinsky para participar en su show de ratones.
Si fuera en el show de ratones del otro señor B, si lo hubiera considerado.
Ya saco su pijama y se preparó para dormir.
—Qué día tan loco ¿no crees pequeño Harry?. No sé que pasará ahora, Pero creo que estaremos bien...
Y después de un rato, cayó en los brazos de Morfeo.
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Estaba de pie en el salón de la casa de sus tíos, pero se veía diferente, el muro era negro con líneas blancas delgadas, parecía el patron de una telaraña, solo sabía que era el salón de la casa de sus tíos porque la puerta pequeña estaba justo delante de él. Alguien tocaba desde adentro, intentado abrir para salir, pero no podía.
—¿Harry?
Reconoció la voz..
—¿Mamá?
—¡Harry! a dónde fuiste hijo, vuelve
—¡Mamá!
Intento acercarse pero no podía, era como correr en una caminadora, por más que corría no se movía del sitio.
Pero entonces la puerta se abrió, y de allí salió su otra madre, tan hermosa y sonriente como siempre, con sus ojos verdes de botón y en un vestido negro ajustado de puntos blancos, extendió los brazos, esperándolo.
Ahí Harry ya pudo moverse de su sitio y llegar a ella para abrazarla.
—Aquí estoy madre.
—Mi Harry, has vuelto por nosotros
Sintió que su madre lo comenzó a abrazar más fuerte, demasiado fuerte, dolía. Lo apretaba tanto que sentía la punta de sus dedos como agujas clavándose en su piel, entonces vio a su alrededor sobresalir unas patas largas como de una araña metálica. Aún atrapado entre los brazos de su madre estaba confundido y asustado, solo pudo levantar la cabeza y para su horror, no la vio a ella, sino un rostro pálido y huesudo cubierto con lineas venosas negras, mostrándole una sonrisa siniestra, y unos ojos de botón negros que ya no lo miraban con amor, sino con hambre.
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