Regreso

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—Que pretendías hacer al llevar a mi Dudley al bosque. Mira nada más su mano quedó toca roja e hinchada.

Dudley estaba llorando a moco tendido, adolorido por el zarpullido de su mano.

— Él fue quien me siguió para golpearme, yo solo quería caminar.

—Mocoso vago, que ibas a estar haciendo en el bosque, eres un demente. Agradece que sigas en mi techo después de lo que le hiciste a mi hijo.

—Yo no le obligue a  tomar esa rama venenosa.

—No me contestes, eres un insolente.

Lo tomo del brazo y lo fue arrastrando escaleras arriba a su habitación.

-Estás castigado sin cenar y..... ¿Que tienes ahí? déjame ver.

Le arranca su muñeco de las manos.

—Es mío!!!

—Quien rayos te hizo esto.

—Nadie, me lo encontré así.

—Eres un mentiroso, seguro es una de tus rarezas. Y yo no quiero nada de eso en mi casa, se va a la chimenea.

—¡¡NO!!

Una gran ráfaga de viento sopló dentro del cuarto empujando a Vernon fuera y dándose un duro golpe contra la pared.

Soltó al muñeco en el impacto, entonces Harry lo toma rápidamente, corre dentro a su cuarto y cierra la puerta mientras escucha las quejas de su tío y los gritos de preocupación de su tía.

El solo se queda sentado en una esquina abrazando fuertemente a su amigo quien casi pierde. Sin pensar en esa violenta brisa dentro de su habitación, teniendo  sus ventanas cerradas.

—Tranquilo, no dejaré que nada te pase.

Después de un rato se escucha en su puerta el sonido de unas llaves y cerradura.

Lo dejaron encerrado.

Harry solo se acuesta en su cama junto a su inseparable muñeco, y reflexiona sobre su día.

Wibye era bastante genial y eso que apenas lo conoció ese día. Pudo considerarse como lo más cercano a su primer amigo real.
Sin embargo sus vecinos eran otro caso aparte, no parecían malas personas pero eran bastante peculiares y extraños.
Con razón sus tíos le decían a Dudley que no subiera a la segunda planta, ni se acercara a las escaleras del sótano, supongo que tenían una impresión más negativa de ellos como para mantenerse lejos.

Aunque, algo daba muchas vueltas a su cabeza. El señor B advirtiéndole de la puerta y las ancianas advirtiéndole de un gran riesgo .
Además, esa niña que ambos mencionaron, a quien le dijeron las mismas cosas que a él al parecer. Era una extraña coincidencia.
O tal ves estaba analizando demasiado los delirios de unas ancianas chifladas y de un hombre muy posiblemente afectado por el alcoholismo.

Ya dejando de pensar en ello simplemente se duerme aún con el estómago apretado del hambre.

En plena madrugada Harry despierta por unos pequeños chirridos.
Se levanta y ve que su puerta estaba entreabierta y asomados estaban los pequeños ratones blancos de la otra noche.
En cuanto los vió ellos salieron corriendo a brinquitos.
Sin pensarlo dos veces, se pone sus lentes y va tras ellos nuevamente hacia la sala. Al llegar, ve que de nuevo se metieron entre la puerta, y al abrirla, ahí estaba, igual que la noche anterior.

 Al llegar, ve que de nuevo se metieron entre la puerta, y al abrirla, ahí estaba, igual que la noche anterior

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Harry Potter Y La Puerta Secreta 🪡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora