Capítulo 19

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Narrador

Caesar ya estaba harto de la situación, después de colgar la llamada, fue directo a la dirección que le había dado Zhenya, por el momento se encargaría de eso.

El lugar terminó estando en medio de la nada, solo era una carretera vacía, al llegar allá se estacionó a la orilla y salió de su auto, luego, caminó hasta encontrar un sendero que se desviaba sin rumbo; caminando por allí, se encontró nuevamente con un par de árboles que bloqueaban su camino, los rodeó y frente a él estaban tres pequeñas cabañas, ya había llegado al lugar indicado.

La débil luz de la luna iluminaba el cabello dorado del rubio que se encontraba parado frente a esas casas, este mismo miró hacia el cielo mientras su respiración se dibujaba en la oscuridad del ambiente, cada que el aire caliente de sus suspiros salían de su boca, se convertían en pequeñas líneas blancas que desaparecían en cuestión de segundos.

Pronto comenzaría a nevar, Caesar lo notaba en el cielo, la luna llena le acompañaba con su luz. Allí, en ese mismo instante, parecía ser un retrato de algún "ángel" que los pintores solían retratar en sus finos lienzos con delicados trazos y colores neutros.

Una obra de arte, eso es lo que hubiera pensado Lee Won; solo tal vez en otra situación hubiera pensado que su amado parecía un ángel bajo la luz de la luna, un ángel caído, un ángel que había cometido varios errores y aún así, conservaba a la primera persona en amarlo a su lado.

Ya había sufrido demasiado, ¿No era justo recibir algo de amor? Lo era, sí. Pero no puedes esperar a que te amen para siempre si solo le haces daño a quien te ama, solo lo alejas hasta volver a perderte en la oscuridad. Solo te hundes más en el olvido y el dolor de vivir en ese infierno que le había tocado como vida...

[...]

¿Cómo saber en qué cabaña estaba su amado? La luz que lo sacaba de ese oscuro abismo.

Se acercó a una de las cabañas y la examinó, no parecía tener nada fuera de lo normal, la puerta era común y no se escuchaba nada dentro, se inclinó hasta llegar a la parte baja de la puerta y pudo escuchar el sonido constante de un reloj, bueno, eso parecía ser, aunque seguramente eran explosivos. Fue a las otras dos cabañas y escuchó lo mismo, fuera de eso no había nada más.

¿Y si llamaba a Lee Won con un grito? Hablar desde afuera tal vez le ayudaría si Lee Won le respondía, así que sin perder más el tiempo, dijo el nombre del pelinegro con voz fuerte.

—¡Lee Won! ¡¿Estás ahí?! —esperó unos segundos y solo hubo silencio.

Fue a la siguiente puerta e hizo lo mismo.

—¡Lee Won, voy a sacarte de allí! —no se escuchó ni un solo sonido.

Hizo lo mismo en la última puerta y todo fue igual, ni un crujido, ni un paso o alguna otra cosa, no quería arriesgarse y entrar al lugar equivocado, Zhenya le había dicho que sí no elegía bien, Lee Won iba a morir, no que él también saldría herido en el acto.

Ninguna de las tres casas tenían ventanas, eso también dificultaba lograr su cometido.

Por parte de Lee Won, este estaba sufriendo internamente, despertó atado otra vez a la pared y con un chaleco lleno de explosivos conectados con un temporizador, cada segundo que pasaba, era un segundo menos de vida para él.

Condena de Rosas | LeeJooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora