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Durante las siguientes dos semanas, Kyo tampoco fue a visitarlo, pero algo cambió. El castaño comenzó a dejarle mensajes todos los días en el chat. Ahora cada que checaba el teléfono luego de las presentaciones encontraba mensajes variados de Kyo.

"¿Cómo te fue?" "¿Ya comiste?" y cosas por el estilo. Kyo a veces le enviaba fotos de lo que estaba comiendo o selfies que se tomaba en el dojo. Iori creyó que sería molesto recibir muchos mensajes, pero se encontró que, sonreía sin darse cuenta cada que leía uno. Respondía con una palabra o con emojis, porqué así como no hablaba mucho en persona, tampoco era alguien que pasara mucho tiempo en el móvil.

Al final del mes, Tachibana, el bajista que solía remplazarlo durante los torneos, le confirmó las fechas en las que podía tomar su lugar. Esa misma noche, Iori le dejó un mensaje a Kyo con la fecha. En total, podría tomarse dos semanas de vacaciones y podía comenzar desde el primero de Abril.

Kyo le respondió casi inmediatamente y le dijo que hablaría con su padre. Y al día siguiente Kyo le escribió que iría a su casa el lunes que era primero de Abril.

Ese fin de semana, Iori se preocupó por dejar todo en orden con la banda y hablar con el dueño del bar. Como nunca se había tomado unas vacaciones propiamente dichas, nadie se opuso ni tuvo problemas organizando las fechas porqué Tachibana era un buen bajista y ya lo había remplazado antes.

Comenzó a sentirse algo nervioso el lunes por la mañana. No entendía porqué si llevaban dos años saliendo, no era como si se fueran a besar por primera vez o algo así. Aún así se sintió nervioso mientras esperaba en la silenciosa casona. ¿Estaba Kyo esperando que él hiciera algo especial en esos días? No habían planeado nada y ahora Iori se preguntaba si quizás Kyo estaba esperando que fuera él quien planeara algo.

Kyo llegó en la tarde del lunes en su moto, Iori lo dejó entrar hasta el garaje y Kyo parqueó la moto junto al auto. Venía vestido como solía, con chaqueta de cuero negra, camiseta roja oscuro y vaqueros azules. Cuando se quitó el casco, el cabello le quedó todo revuelto en la cabeza y le sonrió tontamente.

— ¿Qué es todo eso? — Preguntó Iori al notar que Kyo traía una maleta.

— Mis cosas — Respondió Kyo colgando el casco en el manubrio de la moto.

— ¿Acaso piensas quedarte aquí para siempre? — Agregó Iori con expresión sorprendida — Ni siquiera cargas la mitad de eso cuando vamos a los torneos.

— Me quedaría para siempre si me lo pidieras — Respondió Kyo con una sonrisa coqueta y como Iori se quedó en silencio sin saber que responder a su atrevimiento, le dio un puño en el hombro mientras sonreía.

— No tienes que responder, se que odiarías tenerme aquí todos los días.

— Eres un imbécil — Gruñó Iori molesto consigo mismo por ponerse nervioso.

***

Entraron en la casa, Kyo se quitó los zapatos para quedar en medias blancas y fue directo al cuarto de Iori, porque por supuesto que no pensaba quedarse en otro cuarto. Toda la propiedad Yagami estaba construida con una arquitectura tradicional en madera y en su niñez, Iori solo había tenido un futón y nada de decoración en las paredes, pero ahora que nadie podía decirle que hacer, había comprado una cama occidental y había adecuado la habitación como quería.

Kyo saltó en la cama y luego se dejó caer hacía atrás rebotándo ligeramente en el colchón. Iori observó su sonrisa de completa felicidad. No pudo evitar contagiarse del sentimiento y también sonrió. Iori se sentó en la cama y Kyo se aferró a su cintura y como un gato meloso colocó su cabeza sobre sus piernas, luego giró el rostro hacía arriba para mirar a Iori. Esos gestos espontáneos del castaño siempre lograban sorprenderlo, porqué Iori nunca había tenido una relación tan cercana con alguien y a veces inclusive, esos gestos se sentían más íntimos que el sexo mismo.

The morning sun and the midnight MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora