Capítulo 05

88 6 7
                                    

Le gustaba el departamento de Atsumu. El color de las paredes era de un amarillo pálido, lo hacía lucir acogedor. Recordó por qué el muchacho lo había escogido en primer lugar: era lo suficientemente espacioso para él y su ahora ex novia. Rio en sus adentros, al menos no era el único pasando problemas de amor.

Su amigo ahora estaba en la ducha. Él, con un frío terrible, trataba de entender cómo se prendía la estufa. Su paciencia estaba en el límite, pero tendría que acostumbrarse, estaría varios días ahí. Cuando por fin la llama se prendió, se sentó cerca. No entendía como ese invierno estaba tan frío, y eso que aún ni siquiera nevaba. En días así extrañaba tanto Brasil y el voley playa. ¿Cuándo había jugado por última vez? Claro que lo recordaba. Hace más de un año, con Kageyama.

Luego de su repentina confesión, no se habían visto. La única vez que coincidieron fue en un partido de Tsukishima, al que también asistieron Yamaguchi y Yachi. No se dijeron mucho, simplemente disfrutaron del partido, uno al lado del otro. En realidad, Hinata trató de disfrutar, porque su mente no dejaba de ir atrás y adelante con todo el asunto de la confesión. ¿Fingir demencia el resto de su vida sería lo apropiado? ¿Había sido creíble, al menos? No lo pensaba, y que Kageyama no le dijera nada al respecto solo lo hacía sentir más nervioso.

Toda la incertidumbre se alejó de su cuerpo luego, cuando al final del partido, el pelinegro le comentó casualmente que Kindaichi y Kunimi querían jugar voley de playa con ambos. Vio la invitación como una señal de que todo estaba bien entre ambos, que no había malos entendidos, que todo era igual que siempre.

Estaba equivocado.

Aceptó y luego de un par de días de espera, los 4 estaban en la playa, jugando en la misma cancha, como en los viejos tiempos. El día se hizo un pestañeo, porque estaba pasándolo de maravilla. Había reído y jugado tanto que el corazón se le agrandaba de felicidad. Llegado el atardecer, cuando el sol de verano se escondía en el horizonte, se sentó junto a Kageyama. Estaban solos por primera vez en el día, Kindaichi y Kunimi se habían ido a buscar el auto. Tobio jugaba con la arena, entretenido como un niño. Recordaba que al verlo sonrió desde lo más profundo de sí. Quiso burlarse de él, decir lo que sea para molestarlo, pero no se le ocurrió nada. Terminó abrazando sus propias piernas, sin dejar de mirarlo.

— ¿Sabes algo? —preguntó entonces Kageyama, dejando su mano metida en la arena. En respuesta murmuró un suave “qué”— Después del partido, cuando hablamos en privado, sabía lo que estaba diciendo —su amigo lo miraba, directamente a los ojos. Él no se movió, no podía. Estaba atrapado entre los ojos azules y las palabras de Tobio. Algo subió a su pecho, no supo que era en ese instante.— Te quiero no sólo como mi amigo o un rival, Hinata.

Kageyama simplemente no lo dejaría vivir en la demencia. Él trataría, como siempre y como en todo, de conseguir una respuesta.

Probablemente su cara consternada le preocupó, porque de inmediato comenzó a hablar, con una rapidez terrible.

— Lo siento si esto te hace sentir incómodo. Sé que ambos somos hombres y que quizás por eso no es fácil de entender pero…

— ¡No es eso! —le interrumpió antes de que dijera otra cosa. Entendía la preocupación de Kageyama, al final de cuentas la vida de parejas homosexuales en Japón era un tema poco hablado y poco visto. No quería que se sintiera inseguro, no como él se había sentido en preparatoria.— No me importa eso, está bien.

La cara y el suspiro de alivio de Kageyama lo hicieron sentir mejor. Kindaichi los comenzaba a llamar desde la calle.

— Estaría bien una respuesta, entonces —el contrario se puso de pie, sacudiéndose la arena de las piernas. Él solo podía verlo, en silencio, sin realmente procesar nada.— No debe ser ahora, me gustaría que lo pensaras. Además, la próxima semana ya estaré en Italia.

Un largo camino. (Kagehina/Shobio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora