《O5》

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Estabas sentado fingiendo que leías la biblia en un banco frente al terreno verde de atrás de la iglesia.

Estabas a nada de que te de un brote. Odiabas todo. Odiabas las charlas tontas, odiabas las meditaciones, odiabas las horas de oración y planificación, odiabas la calma, odiabas las misas.

Cada día tu ira hacia Changbin escalaba un poco más hacia arriba. Si no lo habían matado, vos lo ibas a matar por hacerte volver a algo que detestabas. Por tener que volver a un lugar al que prometiste jamás en tu vida volver a pisar.

- Hola... ¿Mina, verdad? - escuchas y solo entonces notas que no estás solo, sobre todo cuando sientes como alguien se sienta al lado tuyo.

Perfecto. Al menos no estabas comenzando a alucinar voces.

Miras de reojo, solo para confirmar que si hay alguien en la habitación, y por momentos te pierdes en el rostro perfecto Hwang Hyunjin.

Hayi tenía razón, Dios realmente tenía a sus favoritos. Aunque no te quejabas. La genética, o Dios, o lo que fuere, también había sido bueno contigo.

Tal vez como chica no se notaba tanto, ya que no tenías rasgos muy delicados o femeninos, pero como hombre sabías que cumplías fácil con el ideal de muchas mujeres, y despertabas la envidia de muchos hombres.

Nunca fuiste muy modesto que digamos, y no te ibas a sentir culpable por ello.

- ¿Me equivoque? - pregunto Hyunjin y entonces recordaste que no le habías respondido.

Negaste.

- Es Mina - susurras agudizando tu voz - hola.

La incomodidad que le siguió a eso fue, literal, horrible. No sabías que era, pero había algo en la presencia de Hwang Hyunjin que te hacía sentir que tu propia piel te molestaba. Que tu cuerpo era como si no fuera tuyo.

Era desagradable la sensación de tener un huésped que no era recibido en tu propia piel.

- ¿Cuántos años tienes? – pregunto, y una parte tuya no entendía porque seguía contigo.

- 23.

- Ah, eres mayor, ¿debería decirle Noona?

Te reíste con honestidad, aunque lograste contener a tiempo tu modo de reír peculiar. Tu carcajada no era para nada delicada. Pero de todos modos te hizo reír, sobre todo por lo hilarante que te resultó la situación.

- No, solo Mina está bien – susurras, volviendo a quedar en silencio.

Un silencio terriblemente incómodo para ti. Sobre todo porque eras una persona bastante extrovertida aunque no lo parecieras.

De todos modos tratabas de no hablar tanto, temías que si entablabas una larga conversación se te olvidara y metieras la pata.

Si la cagabas meterías en problemas a la Hermana Park, y Dios sabe que no querías hacer eso. Pero la verdad era que tampoco tenías un plan b. Eras lo suficientemente narcisista como para no hacer algo que te perjudicara, y es que no te ibas a arriesgar a que te rajaran.

- Oh, bueno, yo tengo 20, estoy estudiando para ser profesor- te contó y asentiste, el silencio volviendo a reinar entre ustedes dos.

Esperabas que el pelinegro se sintiera lo suficientemente incómodo para irse. Realmente lo esperabas, pero no estaba pasando.

¿Por qué no estaba sucediendo?

Miraste de reojo al chico, y lo que te encontraste fue no solo que Hyunjin seguía sentado al lado tuyo, sino que él también te estaba mirando.

Novicia - HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora