Y no habías ido aquel domingo.
El día de la misa para la hermana de Hyunjin hiciste lo que mejor sabias hacer: huiste.
Te fuiste al pueblo camuflado con tu ropa normal y el celular en los bolsillos, tu ropa de novicia dentro de la mochila perfectamente doblada para que no se arrugara más de la cuenta, y con la esperanza de recibir un mensaje de tu amigo que te dijera que ya podías volver.
¡Alerta spoiler! No paso.
Así que simplemente te sentaste en la plaza que conocías de toda tu vida, que habías visto desde pequeño y la cual lucia exactamente igual. El mismo árbol, la misma hamaca rota de siempre, los mismos asientos a los que les faltaban aun las mismas tablas, los mismos nombres grabados, un poco más borrosos y con otros nuevos.
Te sentaste mirando a la nada, disfrutando de la soledad del momento. De no estar fingiendo ser algo que no eras.
Era aburrido. Cada día se sentía aún más aburrido.
Podrías volverte loco. No entiendes como no habías entrado en un brote psicótico, en un delirio místico, o lo que fuera.
Dios. Estabas en un punto en que extrañabas el ruido de los autos, los murmullos, el amontonamiento, las personas que te empujaban como si fueras solo basura en su camino, el desinterés, las luces. Qué ironía. Jamás creíste que extrañarías eso.
Tanta calma te ponía los pelos de punta.
Cuando comenzaste a ver que las personas se acercaban a la plaza supiste que era el momento de irte. Si alguien te reconociera estarías muerto. Así que te fuiste, caminando con la mirada baja, esperando que la capucha fuera suficiente para ocultarte.
Te escabulliste dentro de la iglesia cuando ya no había nadie dentro y entraste en el confesionario. Te volviste a poner la estúpida ropa, te acomodaste la peluca, el hábito y guardaste tu ropa dentro de la mochila, la cual dejaste del lado donde se sentaba el Padre Cho.
A la madrugada la llevarías a la habitación de la Hermana Park, y esconderías en su placar.
Miraste la iglesia vacía y largaste un largo suspiro.
"Solo un poco de tiempo más Minho, aguanta solo un poco" te auto-quisiste convencer como lo habías hecho cada día, esperando que esta vez la mentira se sintiera un poco más como una verdad.
[†]
Huir de Suhyun se había vuelto tu deporte favorito por excelencia.
Algunas veces te preguntabas si la chica tenía un botón de apagado. Era increíble como disfrutaba de hablar. Podía estar hablando por horas, y no es que eso te molestara particularmente, sino que lo irritante era fingir que eras tímida y no poder meter comentario alguno.
Suhyun sabía todo de todos.
Que la Señora Park le había pinchado la pelota de futbol a los niños de la familia Kim, pero que todos pensaban que había sido el perro de la familia Yang, y por eso le habían exigido que les recompensara comprándoles un nuevo balón, pero que la familia Yang dijo que no tenía nada que ver con su adorado perro, que seguro de nuevo se había pinchado porque cayó sobre las rejas de la familia Lee.
¿A alguien le importaba? Claramente a Suhyun sí, y no te quejarías si al menos pudieras hacer comentarios maliciosos para despuntar el vicio.
Tanto veneno en la punta de tu lengua te iba a terminar por infectar a vos mismo.
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Novicia - HyunHo
FanfictionDonde Lee Minho sabía que no debía haber seguido a su amigo, Seo Changbin, en su idea de robarle a posibles narcos. Lamentablemente se dio cuenta cuando ya era demasiado tarde, y ahora debe estar escondido en la iglesia que lo vio crecer, en el pueb...