16. La Increíble Aventura de Scott Lang

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La Torre Stark estaba llena de actividad, como siempre. Los Vengadores se habían reunido en la sala común para planificar su próxima misión, pero había un ambiente de ligereza en el aire. Scott Lang, también conocido como Ant-Man, había sido invitado a unirse a la discusión, y como era de esperar, trajo consigo su característico sentido del humor.

— ¿Y si simplemente encogemos el problema? — Sugirió Scott, encogiéndose de hombros mientras los demás Vengadores lo miraban con una mezcla de diversión y escepticismo.

— No todos los problemas pueden resolverse haciéndolos más pequeños, Scott. — Respondió Steve, aunque no pudo evitar sonreír ante la simplicidad de la idea.

— Bueno, funcionó con Thanos... una vez. — Replicó Scott, recordando su famosa teoría que había circulado por internet.

La reunión fue interrumpida por una alarma. Una anomalía había sido detectada en la ciudad, y parecía ser el trabajo de un viejo enemigo. Los Vengadores se prepararon rápidamente para la acción, y Scott se encogió, listo para la batalla.

— ¡Vamos, equipo! ¡Es hora de hacer lo que mejor sabemos hacer! — Exclamó Tony, liderando el camino hacia la Quinjet.

Al llegar al lugar de la anomalía, descubrieron que se trataba de un dispositivo que alteraba la realidad, capaz de distorsionar el espacio y el tiempo. Scott, con su experiencia en el Reino Cuántico, sabía que podía ser peligroso.

— Déjenme manejar esto, chicos.  — Dijo Scott, mientras se ajustaba su casco. — He estado en situaciones más extrañas que esta.

Con cuidado, Scott se acercó al dispositivo y comenzó a trabajar en su desactivación. Mientras tanto, los demás Vengadores mantenían a raya a los secuaces del villano.

— ¡Cuidado con esos rayos de distorsión! — Advirtió Natasha, mientras esquivaba un haz de energía.

Scott, concentrado en su tarea, no se dio cuenta de que el dispositivo comenzaba a afectarlo. Comenzó a cambiar de tamaño de manera errática, pasando de ser diminuto a gigante en cuestión de segundos.

— ¡Esto es nuevo! — Exclamó Scott, sorprendido por su repentina y cambiante perspectiva.

— ¡Scott, necesitas estabilizarte!— Gritó Bruce, mientras le lanzaba un dispositivo que Hank Pym había diseñado para situaciones de emergencia.

Con la ayuda del dispositivo, Scott logró estabilizar su tamaño y finalmente desactivar la máquina. La realidad volvió a la normalidad, y los secuaces del villano fueron rápidamente neutralizados.

— Buen trabajo, Lang.  — Dijo Steve, dándole una palmada en la espalda. — Has salvado el día una vez más.

— Sí, pero creo que voy a evitar cambiar de tamaño por un tiempo.  — Respondió Scott, todavía un poco mareado por la experiencia.

De regreso en la Torre Stark, los Vengadores celebraron su victoria con una cena improvisada. Scott, ahora de tamaño normal, compartió historias de sus aventuras en el Reino Cuántico, haciendo reír a todos con sus anécdotas.

— Nunca es un día aburrido con los Vengadores, ¿verdad? — Dijo Scott, mientras levantaba su vaso en un brindis.

— Eso es seguro, amigo.  — respondió Tony. — Y estamos contentos de tenerte a bordo.

Otro día lleno de aventuras y camaradería llegó a su fin. Los Vengadores habían enfrentado otro desafío juntos, y con amigos como Scott Lang, sabían que siempre habría una razón para sonreír.

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