Dark blood (Bratt Lewis x Tn)

Capítulo 3

──¡Pero mira a quien tenemos aquí! ──exclamé apareciendo con una gran sonrisa──. ¿Me extrañaste, mi amor?

Sus ojos se voltearon hacia mi. Luego de enterarse de que tenía un vínculo con Antoni, juró que no volvería a estar presente en mi vida. Me daba gracia que hubiera encontrado la manera de comunicarse con mi hermano, solo para llegar a mi.

De inmediato me percaté del reflejo que traía en la mirada. ¿Había estado llorando o solo era por la rabia? Sus ojos estaban rojos. Se veía frustrado, dolido. Antes de poder decir otra cosa, se acercó a mí, sorprendiéndome con un abrazo. No parecía ningún gesto de cariño, no era señal de que me había extrañado, sino de que lo necesitaba, tal vez como forma de consuelo, para asegurarse de que no estaba solo.

No lo dudé mucho y le devolví el abrazo con fuerza. Como me doblaba en altura, tuvo que inclinarse para poder alcanzarme. Mi mirada se cruzó con la de Antoni por encima del hombro del castaño. Negó con la cabeza divertido, le devolví la sonrisa. Luego se volteó y se fue sin más. Yo me encargaría de la situación.

──Tenías razón ──susurró débilmente.

──Te lo dije, cariño. Debiste creerme ──sonreí satisfactoriamente, aprovechando que no podía verme──. ¿Qué fue lo que te hizo?.

──Se acostó con Christopher.

Tuve que reprimir una carcajada. «Ay, cariño. Eres tan ingenuo».

──¿Tu mejor amigo? ──fingí sorpresa.

Asintió contra mi hombro.

──Ay, pobrecito. Tranquilo ──lo abracé más fuerte──. Ven, vamos a mi cuarto para hablar mejor.

Me aparté suavemente. En el fondo me estaba muriendo de satisfacción, al fin conseguí lo que quería. Comenzamos a caminar hacia las escaleras, y a medida que subíamos pude notar sus ojos clavados en mi. Era de esperarse, cambie mucho en los últimos años. Llegamos al cuarto y nos sentamos en la cama, tomé sus manos y nos miramos uno al otro. Extrañaba estar así con él, aunque no me gustara admitirlo.

Nos quedamos en silencio un momento, mirándonos el uno al otro. ──Lo siento ──dijo finalmente, tomándome desprevenida.

Fruncí el entrecejo dejando clara mi confusión.

──Debí de haberte escuchado ──especificó.

Ah, claro, eso, había olvidado la razón por la que estaba aquí cuando me perdí en sus ojos. Solo me dediqué a asentir.

──¿Cómo llegaste aquí? ──cuestioné repentinamente, dando un giro a nuestra charla.

Miró nuestras manos. ──Le pedí a un amigo que me ayudara a ponerme en contacto con Antoni.

──Ya veo ──sonreí──. No creí que volverías ──«Mentirosa», reprochó mi subconsciente──. Dijiste que no querías saber nada más de mi. Cuando te enteraste de que era hermana de Antoni me echaste en cara un montón de cosas.

──Trataste de matar a mis padres ──me recordó, puesto a la defensiva.

──Cierto ──mencioné divertida──. Pero eso fue después de lo que hiciste, tal vez no lo hubiera hecho si no me tratabas tan mal ──alegué.

Pareció pensarlo un momento. ──Tienes razón ──suspiró.

──Siempre la tengo.

Rodó los ojos, por un momento ya no pareció tan triste.

──¿Porqué estás aquí? ──me animé a preguntar.

Se quedó callado un momento, como si lo estuviera pensando.