Capítulo 6.

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Mis pasos y los de Bratt eran los únicos que resonaban por todo el pasillo oscuro y sombrío, el cual yo ya tenia identificado como el pasadizo al laboratorio secreto donde estaban fabricando la BX1: la droga que estaría destinada a ser la más letal de todos los tiempos.

Lo más gracioso de todo era que aún teniendome frente a sus narices, ni la FEMF ni Antoni sabrían que fui yo. 

«Maldito seas Lucifer, pero te agradezco por darme esta cara de yo no fui. Por supuesto que soy yo, siempre soy yo, y las cosas se ponen aún mejores con esta enfermedad que les hace pensar a todos que no tengo ni una pizca de inteligencia.» Porque así era, yo mataba por placer y cuando me convenía, me encargaba de dejar rastros. Así los despistaría más de mis verdaderos objetivos y les haría creer que no era más que una loca sin razón. Pero era todo lo contrario, mi mente calculaba cada paso que daba. Cuando me tuvieran de frente, tendrían un cañón a nada de volarle los cesos y ni siquiera sabrían en que momento pasó. 

Bratt me dedicaba miradas recelosas de vez en cuando. Creyendo que no me percataba. De echo no podía culparlo por su inseguridad. Nunca nadie debería de bajar la guardia con un desequilibrado mental. En especial si se trataba de mi. Pero yo jamás le haría daño a él. 

──¿Desconfías de mi, amor? ──le dediqué una mirada divertida. 

──No sé a dónde va todo esto, solo espero que no me lleves a ver la manera en la que matas a alguien. 

Desde aquí pude oler su miedo. Bratt no soportaba que le hicieran daño a personas inocentes. 

──No te preocupes, de hecho, desde que volviste, mi sed de matanza ha desaparecido por completo ──admití pegándome a su brazo con una sonrisa. 

Era verdad. Ahora que lo tenía a él ya podía entretenerme en mi tiempo libre. Me gustaba estar con él. Y como antes me aburría follarme a los socios de Antoni, prefería matar. Pero ahora ya no era así. Estaba dispuesta a serle fiel. Y estaba completamente loca por él. 

──Está bien. ¿Entonces que es este lugar? 

──Ya verás.

En poco menos de lo que logré calcular, llegamos a la puerta metálica reforzada que llevaba al laboratorio. Era como ver una caja fuerte de tamaño enorme. Me acerqué e introducí el código antes de que esta se abriera. 

Entré sin más, con Bratt siguiendome a mis espaldas. 

──Bienvenido a mi propio paraíso, cariño.

Al verme, Fiorella me regaló una sonrisa. Ella era la científica que trabajaba para mí en el proceso de creación de este hermoso trabajo que dejaría por los suelos a mi hermano. 

Solté un gritito antes de correr y abrazarla. Por más loca que estuviera, yo solía encariñarme bastante fácil con las personas que me eran leales. Y esta chica me había demostrado ser de toda confianza. 

──¿Cómo va la fabricación? ──pregunté al apartarme de ella. 

──¡Esto va a reventar a todos los mafiosos habidos y por haber, bombón! ──aseguró. 

Sonreí emocionada. 

──¿Algún avance?

──No, lastimosamente. ¡Muchos! ──chilló emocionada──. Logré perfeccionar cada uno de los errores que hemos tenido hasta ahora y… 

Se detuvo cuando sus ojos se posaron en Bratt. Quien miraba el laboratorio sin ocultar su impresionismo. Observaba el lugar como si lo que viera fuese irreal. Y tal vez lo era, gasté billones de euros en la fabricación de este lugar, especialmente para que nunca dieran con el. 

Dark blood (Bratt Lewis x Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora