Capítulo 2

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Capítulo 2. 


Actualidad. 

──Muy bien, hijo de puta ──volví a tomar el hacha entre mis manos y me levanté, mientras la rata se arrastraba por la habitación intentando llegar a las escaleras de salida. Al ver lo patético que era no pude evitar reír──. No huyas, sanguijuela. Mejor agradece que no soy Antoni, de lo contrario ya te habría despedazado. 

Me daba gracia ver como el perro más fiel de Ágata, la puta personal de mi hermano se arrastraba suplicando piedad. Antoni era idiota si aún no se dió cuenta, lo cual dudaba. Estaba segura de que él ya sabía que esa cualquiera estaba aquí por otros motivos que aún se desconocían. Tal vez era una agente encubierta de la FEMF, o algún enemigo de nuestra familia la envió para espiarnos. Fuera cual fuera la razón, me estaba divirtiendo, no pensaba parar. 

──¡Ayuda! ¡Ayúdenme por favor! ──empezó a gritar mediante más me acercaba──. ¡Antoni! ¡Ágata! ¡Saquenme de aquí!.

──Shhhhh ──me froté la frente──, me das dolor de cabeza. Nadie va a escucharte, así que te lo pondré fácil, o me dices porqué están aquí y que es lo que quieren, o te mueres ──fingí un puchero──, y eso seria un desperdicio,eres muy guapo ¿sabes? Si no te mato podríamos salir a tomar algo uno de estos días. 

──¡Estás loca! ──gritó aterrorizado.

Vale, ya me cansé y era obvio que este hombre no diría nada. Rodé los ojos, no me daba gracia jugar con el mismo juguete durante mucho tiempo. Así que sin más, levanté el hacha lista para contarle la pierna completa, pero algo, o mejor dicho alguien me interrumpió.

──Ya déjalo, hermanita ──la voz de Brandon me hizo presente por toda mi sala de juegos. 

Lo miré de mala gana y arrojé el hacha a un lado estirándome. 

Terminé por sonreírle, no era capaz de enojarme con mis hermanos. Excepto con Antoni. 

──¿Cuál es tu punto vicio por interrumpirme cuando voy a estrenar mis nuevos juguetes? 

Soltó una risa. 

──No es un vicio, solo que al destino le gusta atrasar tus planes. Antoni me envió a decirte que tienes visitas. 

Fruncí el cejo.

Decir que yo tenía visitas era algo que sucedía… nunca, la verdad nunca nadie me visitaba. 

Desde la muerte de Emily mi enfermedad aumentó, volviéndome un peligro para la sociedad. Por eso me mantuvieron oculta durante los últimos cuatro años, luego de que asesiné a unas quince personas en un supermercado y tuvieron que esconderme para evitar que fuera a la cárcel. Sin mencionar que luego de que mi novio me dejó hace cinco años y algunos meses, traté de matar a sus padres y luego fui en busca de la familia de la zorra que me lo quitó.

──¿Yo? 

──No, tu juguete ──rodó los ojos──. Por supuesto que tú. 

──¿Quién es? 

──No lo sé, tienes pies y ojos para ir a ver, ¿no?.

Fue mi turno de rodar los ojos. 

──Cuídalo un momento mientras vuelvo, aún tengo ganas de contarle las piernas. 

──Si no lo hago yo primero ──se encogió en hombros──, te lo conservaré. Yo también ando bajo estrés. 

Lo fulminé con la mirada. 

──Atrévete a ponerle un dedo encima y te cortaré las piernas a ti. 

Soltó una carcajada. 

──Como quieras, hermanita. Ya vete, no pongas de mal humor a Antoni. 

De mala gana, giré sobre mi eje y comencé a subir las escaleras soltando un suspiro de por medio. Abrí la puerta y al salir volví a cerrarla, por si a Brandon se le ocurría jugar con mi presa antes que yo. Si de verdad tenía visitas no sería tan maleducada como para dejar que escuchara los gritos. 

Caminé por la mansión recorriendo los largos y amplios pasillos hasta llegar a la sala principal. Me detuve a medio andar y me giré hacia la habitación de control de cámaras. Necesitaba asegurarme de que mi visita era alguien a quien quería recibir realmente. Me metí al pequeño cuarto, eché al guardia de Antoni y me senté a monitorear las cámaras de la fortaleza Mascherano. 

Escuché un pequeño ruido que me desconcentró y al voltearme visualicé a Lucy, mi gatito, que se encontraba durmiendo sobre uno de los paneles de vigilancia. Sonreí y lo cogí en brazos mientras seguía cambiando la pantalla, buscando la ubicación exacta de mi hermano y la visita. 

Cuando los encontré, me sorprendí. Al principio no podía creerlo, después mi sonrisa se ensanchó de la manera más diabólica de la que lo había hecho en años. 

Era él.

Entonces comencé a repetirme lo que había dicho por tantos años y al fin llegó al momento.

«Alas rotas. Repletas de sangre y purificadas con el odio más puro. Eso era él. Lo lastimaron y terminó siendo sanado con su propio odio. Odio que lo trajo a mi. Lo sabía, solo era cuestión de tiempo para que la llegada de Christopher lo destruyera todo».

¿Ya te diste cuenta de quién era ella, amor? 

Bratt Lewis, hace tanto tiempo no lo veía. Seguía igual de guapo, pero más diabólico. Al verlo comencé a aplaudir para mí misma. Fui a la pequeña nevera que se encontraba en la habitación y saqué una botella de vino, me serví una copa y volví a sentarme, mirándolos con diversión. 

──Te lo dije, Lewis. James no tardó en romperte las alas, y ahora vienes a mi, porque sabes que soy la única que puede sanarte, y tú el único que puedes llenar el vacío que existe en mi corazón. ──reí mientras bebía de mi vino.

Lo podía observar todo a través de las cámaras de seguridad, se veía todo tan bien, era reconfortante ver como algo que juró jamás volver a mi, regresaba arrastrándose. Aunque le costara aceptarlo, él me amaba, de manera enfermiza, y yo lo amaba a él, de manera retorcida.

Por eso huyó de mi amor por tanto tiempo, ocultándose tras los brazos de quien juraba ser la mujer perfecta ante todos. Y no tardó en revolcarse con el mejor amigo también. Lastimosamente Christopher no era ningún lengua larga y no me contó mucho de lo que pasaba con ella las veces que pasábamos cogiendo sin que mi hermano se diera cuenta. 

Rachel creyó tenerlos a ambos. Pero estaba equivocada, quien los tenía realmente era yo. 

──¿No es divertido Luci? ──acaricié el pelaje de mi gatito. 

Bien, ahora estábamos completos. Me divertiría mucho jugando con todos ellos, los mataría uno por uno y vengaría la muerte de mi hermana. 

«Te juro que haré justicia, Emily. Con Bratt y Christopher me encargaré de destruir a Antoni y luego iré por Rachel».

En mi mundo, la traición era algo imperdonable, bien. Que comience el juego.







(***)

Oh no. Al parecer la llegada de Bratt era lo único que necesitaba nuestra asesina para que el juego comenzara.

ADVERTENCIA: Es posible que en uno de los próximos dos capítulos encuentren escenas +18 o +21 pero como me gusta ser detallista, es más probable lo segundo.

¿Qué creen que pasará?

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Nos vemos después.

Bye.
Besitos.
Att: Escritora Anónima.

Dark blood (Bratt Lewis x Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora