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Desperté con los primeros rayos del sol acariciando mi rostro, una luz suave que se filtraba a través de las cortinas pesadas de la ventana. Me desperece, sintiendo el peso del día anterior aun presente en mis hombros, pero también una extraña sensación de determinación. Tenia que enfrentar este nuevo día, sin importar lo que trajera.

Me levante y me dirigí al baño, disfrutando de una ducha rápida para despejarme. El agua caliente y los productos de lujo disponibles me hicieron sentir un poco mas humano. Me vestí con ropa cómoda, agradecido por la sensación de frescura que me brindaba la mañana.

Con cierto temor, salí de mi habitación y comencé a explorar la mansión. Baje las escaleras y, al final del pasillo, encontré una puerta que me llevó a la cocina.

La cocina de la Mansión Malfoy era sorprendente acogedora, a diferencia con el resto de la casa. Tenía un aire más formal.

La señora Narcisa Malfoy estaba allí, impecablemente vestida y con una elegancia que parecía natural. Levanto la vista y, al verme, una sonrisa cálida ilumino su rostro. _Buenos días, Harry, dijo, acercándose para darme un abrazo inesperado. _Bienvenido.

_Buenos días, señora Malfoy, respondí, un poco sorprendido por su gesto afectuoso.

_Narcisa, por favor, corrigió con suavidad. _Draco me ha hablado mucho de ti. _Y mi esposo me conto lo de su compromiso entre ustedes dos. _Me sorprende que se hayan comprometido tan rápido.

Asentí, notando que ella no sabia del contrato mágico. Antes de que pudiera responder, Draco apareció en la puerta de la cocina, vestido con ropa cómoda y con una sonrisa despreocupada.

_Buenos días, dijo Draco, Abrazándome y dejándome un beso en la mejilla y luego a su madre._¿Que tal si vamos al comedor a platicar?

Asentí .Mientras caminábamos, Draco me  susurro al oido, _Mi madre no sabe nada del contrato. No estaría de acuerdo, así que, espero que guardes el secreto.

Asentí, comprendiendo la situación. Entramos al comedor y nos sentamos en una mesa elegante. Narcisa llamo a un elfo domestico para que sirviera el desayuno: una variedad de platos que olían delicioso y que me hicieron darme cuenta de lo hambriento que estaba.

Poco después el señor Malfoy entro en la habitación, vestido con un traje impecable y una expresión de autoridad. _Buenos día a todos, dijo, mientras tomaba asiento. _Harry, Draco, continuo, _Hoy deben ir a comprar ropa y los libros que necesitaran para Hogwarts.

Draco asintió._Si, padre. Nos encargaremos de eso.

El señor Malfoy me miro con una intensidad que me hizo sentir pequeño._ Harry, espero que te sientas cómodo aquí._ este es tu hogar ahora, y espero que lo trates como tal.

_Lo hare, respondí, tratando de sonar mas seguro de lo que me sentía.

El desayuno continuo en un ambiente sorprendentemente relajado. Narcisa era una anfitriona encantadora, y Draco parecía estar de buen humor. Sin embargo, no podía sacudirme la sensación de que estaba caminando sobre cuerda floja, tratando de equilibrar mis propias emociones y las expectativas de los Malfoy.

Después del desayuno, Draco me guio fuera del comedor. _Vamos, Harry. Tenemos un día ocupado por delante.

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 La tienda de túnicas en el callejón Diagon era un bullicio de actividad. Los estudiantes de Hogwarts estaban por todas partes, probándose nuevas túnicas y comprando los suministros necesarios. Draco y yo estábamos en una sección mas tranquila de la tienda, esperando a que nos ajustaran las nuevas túnicas.

El CompromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora