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Después de que presentaran a los nuevos estudiantes y se asignaron a sus casas, el gran comedor se lleno con la alegría de un gran festín. Los platos estaban repletos de comida deliciosa y el ambiente estaba impregnado de risas y conversaciones animadas. sin embargo, yo apenas podía concentrarme en la comida. Mis pensamientos estaban atrapados en lo que podría suceder.

De repente, sentí una mano firme en mi hombro. Mire hacia arriba y vi a Draco mirándome con preocupación. _ Dumbledore quiere verte en su oficina, dijo en voz baja, y con sus ojos penetrantes. _ No te desvíes. Te estaré esperando.

Asentí, sintiendo temor. Me levante y salí del gran comedor, mis pasos resonando en los pasillos vacíos mientras me dirigía a la oficina del director.

Al llegar a la gárgola que protegía la entrada, murmure la contraseña y la gárgola se movió, permitiéndome el paso. Subí las escaleras y toque la puerta de la oficina de Dumbledore.

_Adelante, Harry, dijo la voz amable pero firme del director.

Entre y, para mi sorpresa, encontré al señor Malfoy esperando allí. Su presencia llenaba la sala con una tensión palpable. Dumbledore estaba sentado detrás de su escritorio.

_ Harry, comenzó Dumbledore, _ El señor Malfoy ha venido a discutir un asunto importante contigo.

Lucius Malfoy se levanto, y sostuvo su mirada fría en mi. _ He venido a informar al director que, a partir de ahora, tengo la custodia legal de Harry Potter. Como tal, por respeto a la tradición de nuestra casa, debes pertenecer a Slytherin.

Mis ojos se agrandaron y mi corazón comenzó a latir con fuerza. No podía creer lo que estaba escuchando. La idea de dejar Gryffindor y unirme a Slytherin me llenaba de confusión y resistencia.

Dumbledore, con una expresión Solemne, mando a llamar a la profesora McGonagall y al profesor Snape, _ Necesitamos testigos para esta decisión, dijo.

Pocos minutos después, McGonagall y Snape entraron en la oficina. McGonagall lucia preocupada, mientras que Snape tenia una expresión indescifrable.

_ Harry, siéntate, dijo Dumbledore, señalando una silla frente a su escritorio. Me senté, sintiendo el peso de todas las miradas sobre mi.

Dumbledore tomo el sombrero seleccionador de una estantería cercana y lo coloco sobre mi cabeza. El sombrero se acomodo, susurrando en mi oído.

_ Ah, Harry Potter, murmuro el sombrero. _ Un alma valiente, pero también con una astucia y determinación que siempre ha sido digna de Slytherin. Esta vez, no es tu decisión. El destino ha cambiado, y así debe hacerlo tu casa.

Sentí un escalofrió recorrer mi espalda cuando el sombrero hablo en voz alta: ¡Slytherin!

La sala quedo en silencio por un momento. McGonagall parecía querer protestar, pero se contuvo. Snape, por otro lado, parecía satisfecho con el resultado.

Dumbledore asintió solemnemente. _Así sea. Harry, a partir de ahora, eres un estudiante de Slytherin.

Me quite el sombrero, sintiendo una mezcla de emociones que iban desde la confusión hasta la resignación. Lucius Malfoy tenia una expresión de triunfo en su rostro, mientras Dumbledore me daba una mirada comprensiva.

_ Harry, se que esto es difícil, dijo el director suavemente. _ Pero confió en que encontraras tu camino, sin importar la casa a la que pertenezcas.

Sali de la oficina con el corazón pesado, Draco estaba esperándome en el pasillo, sus ojos brillando con satisfacción. _ Entonces, ¿Como fue? pregunto aunque parecía saber la repuesta.

_ Soy un Slytherin ahora, dije, con mi voz baja

Draco sonrió y me tomo de la mano, llevándome de regreso al Gran comedor. _ Veras. No tendrás que preocuparte por esos amigos tuyos. Estarás conmigo, donde perteneces.

A medida que nos acercábamos al Gran comedor, mis pensamientos eran un torbellino de emisiones encontradas. Justo cuando estábamos a punto de entrar, escuche unas voces familiares llamándome.

_ ¡Harry! grito Hermione, con Ron y Ginny a su lado, su expresión reflejando una mezcla de preocupación y determinación. _ Draco, suelta a Harry. No puedes llevártelo a la mesa de Slytherin. El es un Gryffindor y debe estar con nosotros.

Draco se rio con frialdad que envió escalofríos por mi espalda. _ ¿No entienden? Harry estará conmigo y eso no lo van a impedir ustedes.

Ginny dio un paso adelante, tratando de tomar mi mano. _ Harry, no tienes que hacer esto. Ven con nosotros.

Antes de que pudiera reaccionar, Draco aparto a Ginny de un empujón y la fulmino con la mirada. _ No vuelvas a tocarlo, ¿entiendes? Ni siquiera lo mires.

Ginny retrocedió, sorprendida y herida. Sentí una punzada de culpa, pero no pude hacer mas que agachar la mirada, sintiendo el peso de la situación. Draco me apretó la mano y me llevo lejos de ellos.

Draco no me llevo al comedor como esperaba. En cambio, tiro de mi brazo con fuerza, llevándome por un laberinto de pasillos oscuros y poco transitado hasta llegar a una aula vacía. Me empujo dentro y cerro la puerta tras nosotros, asegurándose de que estuviéramos completamente solos.

Antes de que pudiera decir algo, me envolvió en un abrazo fuerte y posesivo. sentí su respiración cerca de mi oído, y su voz baja y firme resonó en la sala vacía.

_ Harry, se que todo esto es confuso y parece injusto, comenzó, su tono mas suave de lo que había esperado. _ Pero tienes que entender que hago todo esto para que seamos felices. Nos casaremos, te guste o no, y después de casarnos, no habrá vuelta atrás. No quiero que lo empeores resistiéndote, todo lo que hago es por tu bien.

Sus palabras me dejaron atónito. Sentí una mezcla de rabia y resignación, pero no podía evitar escucharlo. Draco me soltó lo suficiente para mirarme a los ojos, su expresión era seria y decidida.

_ Harry, no quiero tomar medidas drásticas, pero hay algo que necesitas saber. El anillo que llevas no es solo un símbolo de nuestro compromiso. El día que te bese, sentiste su poder. El anillo asegura que te cases conmigo y, si es necesario, hará que obedezcas cada una de mis ordenes.

Me quede helado. Ahora entendía por que había sentido esa extraño mandato cuando Draco me beso. El anillo no solo simbolizaba nuestro compromiso, si no que también tenia un poder que podía controlar mis acciones.

_ Si yo quisiera, continuo Draco, _Podría tomarte aquí y ahora, Harry y no podrás hacer nada para impedirlo. Pero quiero que nuestra boda sea especial. Asi que, no me obligues a usar ese poder. Te ruego que te portes bien, yo puedo ser muy complaciente si haces lo que yo quiero y como yo quiero. Si obedeces, te complaceré en todo lo que desees.

Me quede en silencio, procesando sus palabras. sentí miedo y desesperación, pero también una chispa de esperanza. Tal vez, si jugaba bien mis cartas, podría encontrar una manera de que me permita convencerlo de que mis amigos no sean excluidos.

_ ¿Lo entiendes, Harry? pregunto Draco, su voz mas suave pero aun cargada de autoridad.

Asentí lentamente, incapaz de encontrar las palabras adecuadas. Draco sonrió levemente y me abrazo de nuevo, esta vez con ternura que no había esperado.

_ Todo saldrá bien, susurro, acariciando mi cabello. Antes de que pudiera reaccionar, sus labios capturaron los míos en un beso que no dejaba espacio para la duda. Sentí su determinación y posesividad en cada movimiento, en cada caricia. Draco comenzó a dejar un rastro de besos en mi cuello, haciéndome estremecer, y termino con un suave beso en mi frente.

Finalmente, se aparto y me miro con una mezcla de satisfacción y cariño._ Confía en mi, Harry. Todo sera mas fácil así.

Con esas palabras, abrió la puerta del aula y me llevo de la mano hacia la sala común de Slytherin.

El CompromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora