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Eunha y Tyler aún se encontraban en la puerta del apartamento de Eunha, siendo vistos no solo por una si no dos personas que no solo los estaban viendo abrazarse si no que también habían visto el como Eunha se había desmoronado en los músculos brazos de Tyler y como había soltado todo lo que llevaba guardado. Ahora Eunha solo trataba de controlar su respiración y limpiaba las lágrimas secas de sus mejillas.
- Te sientes mejor?- Preguntó Tyler a lo que Eunha solo asintió ligeramente, hacía tiempo que era a la que escuchaban y no la que escuchaba, y honestamente aunque su especialidad era escuchar y dar palabras de aliento, ella realmente amaba ser escuchada y hablar sin parar- Te parece si entramos y te preparo algo de comer?-
- Claro, porque no?- Dijo Eunha entre leves hipidos y la voz algo ronca de tanto llorar.
- Ven levántate- Dijo Tyler ofreciendo su mano a Eunha poco después de levantarse del suelo donde había estado abrazando y escuchando a Eunha quien no lo había notado antes pero definitivamente sentía que alguien la estaba mirando, aunque al ver a los lados no había nadie más que ellos en aquel pasillo sin más, lo ignoró y tomó la mano de Tyler para después entrar a su apartamento.
El día había terminado y ahora Eunha se encontraba despidiéndose de Tyler en la puerta de su apartamento.
-Realmente te agradezco, no sabes lo mucho que necesitaba desahogarme- Repito Eunha por enésima vez desde que soltó lo que sentía.
-No te preocupes, para eso están los amigos y siempre que pueda yo estaré para escucharte- El joven sonrió y abrazó a Eunha antes de retirarse hacia su apartamento.
Al día siguiente Eunha se sentía más liviana de lo normal, como si se hubiera sacado toneladas de encima que ni siquiera sabía que tenía. Aún así no le dio mucha importancia e hizo su rutina de siempre para después dirigirse a su trabajo. Y a decir verdad con solo pensar en el echo de tener que ir a las oficinas de Doogo se le hacía un nudo en el estómago, pero aún así tenía que ser profesional por lo que solamente ignoró ese sentimiento.
-Necesito matar a alguien...- Fue lo único que Eunha escuchó cuando abrió la puerta de la oficina ligeramente.
En ese momento ella decidió no entrar, sabía que lo único que Ryu le ocultaba era sobre los asesinatos que cometía o que mandaba a cometer, por lo que Eunha volvió a cerrar la puerta y decidió ir a retocar su maquillaje en lo que Ryu terminaba esa llamada.
Un poco más tarde ella volvió a la oficina, y mientras ella entraba Tsetseg se encontraba saliendo, se saludaron brevemente y siguieron con sus caminos. Cuando Eunha entró a la oficina saludó a Ryu educadamente y se acomodó es su escritorio.
-Lo lamento...por favor...perdóname- Soltó Ryu repentinamente rompiendo el silencio que llenaba la oficina mientras miraba a Eunha quien se había quedado inmóvil en su lugar.
