4. Olorcito rico

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Su nuevo aroma no pasa desapercibido por nadie y se da cuenta de las miradas que le echa todo el mundo que lo tiene cerca, pero las ignora. Se concentra en actuar, en hacer bien sus escenas para no tener que repetirlas y en ir a buscar al director.

Es un alfa bueno y amable y sabe lo que le pasa nada más olerlo, así que rápidamente lo tranquiliza.

—Adaptaremos tu dieta —le dice amablemente— no queremos que tu cachorrito sufra, y tendremos mucho cuidado al rodar en la montaña. Solo quedan unos meses de rodaje, no debería notarse nada y menos con tanta ropa, pero avísanos si te sentís mal y necesitas parar, ¿sí?

Asiente, agradecido y no sabe si las hormonas ya lo están afectando o no, pero lo abraza rápidamente. El alfa se sorprende al principio pero sonríe y lo abraza de vuelta, acariciando suavemente su espalda.

—Gracias —dice al separarse— tenía tanto miedo de qué...

—Nunca te echaríamos por algo así, Agustín. No hay mejor actor que vos para este papel, y yo apoyo los derechos de los omegas, nadie te hará sentir menos acá.

Asiente de nuevo y está contento cuando se dirige a la habitación de Esteban. El otro omega los ha convocado la misma noche que han regresado y seguramente va a contarles mil cosas sobre sus dos semanas en Bariloche con Francisco. Va tan en las nubes que no se da cuenta de que tendría que haber supuesto que la conversación se interrumpiría en cuanto lo oliesen de cerca.

—Sí nos acostamos y fue muy lindo, lo pasamos muy bien y...—está diciendo Esteban en ese momento y casi ve el momento en el que el omega rubio lo huele— ¿¡Agus!?

Al segundo siguiente tiene a tres omegas casi encima, olfateándolo y todos llegan a la misma conclusión a la que llegó él una semana antes. Les ve las caras y sabe que van a ser un dolor de cabeza, pero los quiere de todos modos.

—¿Lo buscaste? —pregunta Blas, con la mano sobre su vientre.

—¿Quién fue? —pregunta Enzo, y huele en él que ya se está preparando para hacer mierda al alfa que lo embarazó, sea quien sea— ¿Quién es el alfa? ¿Es de los nuestros?

Esteban es quien pone orden, sacando a los otros dos omegas de encima suyo. Les agradece la preocupación, pero lo están agobiando.

—Agus, ¿querés contarnos?

Traga saliva, sabiendo que no puede evitar el tema para siempre, y decide hablar a medias.

—Pasé mi celo con un alfa, como todos pueden notar. —dice, sentándose en el sofá y recostándose en Esteban. Huele a Fran y su aroma a lavanda mezclado con el dulce chocolate con nueces lo calma— No estaba buscando un embarazo, fue accidental, pero... quiero esto. Lo quiero, quiero tener a mi cachorrito.

Enzo está encima suyo al segundo siguiente, acariciando su vientre todavía plano y elevando su aroma a miel y manzanas para él.

—Lo siento —le dice casi tímidamente— lo siento, pensé lo peor, no nos sobran los buenos alfas precisamente. ¿Vas a estar con ese alfa?

Asiente, con la cabeza en el pecho de Esteban y las piernas encima de Enzo, dejándose mimar. La vinculación entre omegas ya no es nueva para él a estas alturas, pero es consciente de que va a necesitar muchos más mimos a partir de ahora y no duda de que ellos lo tratarán bien.

—Voy a estar con él, sí —dice, y agradece que no le pregunten más quién es. No lo avergüenza decir que es Juani, pero ambos habían estado de acuerdo en no ser demasiado evidentes, temerosos de perder sus papeles en la película.

No es el caso según el director, pero todavía prefiere mantenerlo en privado por el momento, mientras ambos siguen actuando.

—Está bien, precioso —le dice Blas, marcándolo con su aroma a canela— dinos quién es cuando lo desees, estaremos acá para vos.

A por el omega grandoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora