6. Entre omegas

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Está de seis meses cuando el rodaje finalmente termina y suspira aliviado.

Lo ha dado todo, ha hecho su mejor esfuerzo en que sus escenas salgan bien, se ha metido en el personaje y ha llorado interpretándolo, pero cada día que pasa está más cansado y necesita un respiro.

Está mostrando, no es mucho pero se nota aunque no con todas las capas de ropa que usaba grabando y Juani está más que feliz con eso. Prácticamente ronronea cada vez que lo ve con camisetas suyas, con cualquier cosa que permita que se perfile la suave curva en su vientre y no puede dejar de tocarlo.

—Lo vas a gastar, Caruso —le dice Pipe para molestarlo, aunque es obvio que está bromeando.

Juani no quita las manos de su cintura, ya todos saben que él es su alfa y que el cachorro que crece en su vientre es suyo, y cada vez es más físico en público con él. Secretamente le encanta, es lo que siempre quiso y lo que pensó que no podría tener nunca por no encajar en los estereotipos.

—Puede —le dice Juani— pero ya verás a Santi cuando te embarace. No puedo parar de tocarlo, es adictivo.

—Y como huele... —murmura Fran, que habla con su alfa pero le tiende una manzana a él mientras lo mira. La acepta cuidadosamente aunque se sonroja por su comentario, todos los alfas de sus amigos siguen muy cerca de él y se ha vuelto cercano con ellos.

—No puedo esperar para oler a Esteban papita —le dice con un guiño, mordiendo su manzana, y Fran sonríe como si planease grandes cosas. Probablemente lo hace.

—Eso va a suceder, precioso. Me muero de ganas, pero será cuando él quiera.

Su intuición le dice que el alfa no tendrá que esperar mucho, conoce a Esteban y sabe que huele a anhelo cada vez que toca su vientre, especialmente ahora que se empieza a notar.

—Él querrá, alfa —le dice, y sonríe cuando Enzo entra en la sala con Matías de la mano—Enzito, ¿vendrás con nosotros a Buenos Aires?

Todos van a regresar a sus países en un par de días, solo falta la fiesta de despedida. Enzo asiente con una sonrisa cálida, acercándose para olfatearlo e instintivamente sus manos se colocan sobre su vientre, dejando una caricia allí.

—Sí —dice, y le encanta la mirada de amor que le dirige a su alfa— sí, me mudaré a Buenos Aires, pero primero tengo que volver a Montevideo y cerrar algunas cosas allá. No te dejaré solo en tu embarazo, bonito.

Asiente, complacido. No es un secreto que los omegas que están más cerca suyo son Enzo y Esteban y los quiere a los dos cerca, especialmente ahora que solo irá a más. Su cachorrito está creciendo y pronto necesitará ayuda para muchas cosas, y todo el amor que le puedan dar.

—Iré con él a Montevideo para ayudarlo —le dice Matías, acercándose también para besarlo rápidamente en la mejilla— pero después volaremos a Buenos Aires para vivir juntos allá...

Huele las notas de anhelo en él y le encanta. Enzo y Matías hacen muy buena pareja y el alfa besa el suelo por donde camina su omega, y aun es pronto para asegurarlo pero Matías le había dicho meses atrás que se veía teniendo cachorros con Enzo. Espera que lo hagan, se llevan muy bien y Enzo y él están muy unidos.

—Nosotros también nos vamos juntos —dice Blas tímidamente, sentado en el regazo de Valentino. La diferencia de altura entre ellos es significativa, pero el alfa parece muy orgulloso de llevarlo a su lado y de llamarlo su omega.

—También te cuidaremos, Agus —dice Valentino, y la forma en la que mira a Blas con tanto amor le deja claro que tienen que ser destinados. Sabe que aún no se han acostado pero también que eso es lo primero que harán en cuando aterricen, Blas los ha estado actualizando y se siente listo.

A por el omega grandoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora