9. Felicidad

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Juani y él se casan un año después del estreno de la película, cuando hace tres años que se conocen y tiene un hijo en común y planes de tener más.

Va a necesitar tomarse un tiempo sin actuar cuando su segundo embarazo sea notable, pero eso solo ocurrirá un tiempo después de que se casen y pasen su celo juntos de nuevo, sin ningún anticonceptivo. Las manos le tiemblan mientras repasa sus votos y arregla su corbata, y entonces el suave aroma a miel y manzanas que conoce tan bien lo invade antes de que unos brazos muy queridos le rodeen los hombros desde atrás.

—Tranquilo, precioso. Estás muy lindo y todo saldrá bien, seguro que Juani está igual que vos.

Enzo lo arrulla suavemente y él cierra los ojos y deja que su olor dulce lo calme, junto a sus caricias sobre su cara. El otro omega se casó con Matías en secreto antes de que se estrenase la película y sabe que no puede ser más feliz, la alianza destella en su dedo y el mordisco en su cuello grita que tiene un alfa.

Un alfa al que Enzo ama profundamente como él ama al suyo, pero eso no significa que sean solo suyos. Inclina su cabeza hacia atrás y sonríe cuando siente sus labios sobre los suyos, solo un toque suave.

—Gracias, Enzo —le susurra.

Enzo puede pensar que le agradece por haber aparecido para calmarlo media hora antes de que diga "sí quiero" en un altar, pero en realidad le agradece por mucho más. Le agradece por ser el primero en enseñarle como se siente tener un amigo omega, por haberlo cuidado tanto, por haber estado a su lado en todo momento mientras traía a su cachorro al mundo y por hacerle entender que el amor tiene muchas formas y que no tiene que elegir solo una.

Las manos de Enzo lo acarician antes de que comience a retirarse, sonriéndole.

—Te adoro, Agus. Ve a por tu alfa, bonito, hoy es tu día.

Su madre lo acompaña al altar y puede oler lo emocionada que está y lo mucho que se alegra por él. Tanto él como sus padres habían llegado a la conclusión y aceptación de que nunca tendría a un alfa oficial y había aprendido a vivir con ello y a ser feliz así, pero entonces llegó él y lo cambió todo.

—Mi amor... —oye como Juani lo llama suavemente cuando finalmente llega a donde lo espera, y al momento entrelaza sus manos juntas. Siente en su vínculo con él lo feliz que está y lo ve temblar de emoción.

—Estoy acá, alfa... —le dice bajito— Siempre a tu lado, mi amor.

Se supone que no deberían estar tocándose, pero su alfa no le suelta la mano mientras la ceremonia empieza y siente que está ansioso por colocar ese anillo en su dedo. El momento finalmente llega y a él lo invaden los nervios también, pero los ojos azules de su alfa lo miran con tanto amor que sabe que nada puede salir mal.

Es como dijo Enzo, siempre lo es.

—Juan Ignacio Caruso, ¿aceptas a Agustín Pardella como tu legítimo esposo y omega, para amarlo y respetarlo, de hoy en adelante, en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte los separe?

Juani es firme cuando responde, encajando el anillo en su dedo sin un solo atisbo de duda.

—Sí, acepto.

Sabe que es su turno y traga saliva, pero el aroma a caramelo y frambuesas de su futuro esposo lo calma ligeramente. Está seguro de lo que quiere, lo ha querido por un buen tiempo.

—Agustín Pardella, ¿aceptas a Juan Ignacio Caruso como tu legítimo esposo y alfa, para amarlo y respetarlo, de hoy en adelante, en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte los separe?

A por el omega grandoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora