8. Venecia

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Venecia, Italia

—Te cortaste el cabello —le dice Enzo, divertido.

Se sonroja por la cercanía del otro omega cuando lo abraza íntimamente en público, pero todavía le corresponde. Enzo y él están cerca, muy cerca y siendo ambos omegas no se verán mal siendo cariñosos en público, menos aún con la marca en su cuello y la alianza en el dedo del otro omega.

—Estaba harto del cabello largo —le dice, acariciando suavemente su espalda baja— a Juani le encantaba, pero ya me molestaba para todo.

Enzo suelta una risita que conoce muy bien.

—Seguro que le gustaba agarrarte del cabello mientras te cogía, menudo es el alfa chiquito.

Le sigue el juego, coqueto. Hablan entre susurros y nadie más los oye mientras caminan hacia el resto del cast.

—Creo que hablas de otro alfa chiquito, Enzo.

El otro omega se sonroja ligeramente, pero no lo niega. Pensaba que la etapa de verlo precioso y sentir cositas cuando lo ve rojito se le pasaría al dar a luz, pero su hijo tiene seis meses y le pasa lo contrario, cada vez le gusta más Enzo.

Un problema con el que lidiará cuando no esté en público y con mil cámaras apuntándolos.

Se unen al grupo y el brazo de Juani se encaja en su cintura, sin ningún esfuerzo por fingir que no son alfa y omega. El reciente mordisco en su cuello y el anillo de prometido en su anular lo confirman, y aunque aún es algo tímido mostrándose en público, le encantan las atenciones de su alfa.

Matías lo saluda con un beso en la mejilla y al momento abraza a Enzo por la espalda, ronroneando feliz. Es el alfa perfecto para su amigo y está muy claro que son destinados, pero su mano sigue entrelazada con la de Enzo mientras caminan.

—Te ves tan hermoso, mi amor —le susurra Juani, besándolo en la mejilla y le encanta como de querido lo hace sentir. Nunca había creído que un alfa lo llevaría así en público ni que se mostraría orgulloso de llamarlo su omega, pero Juani es especial y le sigue demostrando su amor todos los días.

—Vos también estás muy guapo, alfa —le dice, levemente sonrojado. Juani usando traje es el fetiche que no sabía que tenía, pero tiene claro que cuando acabe esa presentación lo va a devorar entero.

—Mmmmmm... —murmura Enzo a su lado, olfateando— Es Kuku, huele increíble, cada día está más lindo...

Efectivamente su amigo rubio está atrayendo todas las miradas, y no es para menos. Está de ocho meses, le falta poco para dar a luz y su aroma es absolutamente embriagador. Enzo, Blas, Pipe, Andy, Simón y él han orbitado constantemente a su alrededor durante los últimos meses, visitándolo frecuentemente y cuidando de él, como Esteban lo cuidó a él en su embarazo. Está tan acostumbrado a besarlo a esas alturas como a besar a su propio alfa, siente en su vínculo con él un amor profundo por él y por su cachorro por nacer y supo hace mucho tiempo que lo querría toda la vida.

Es el único que está sentado en esos momentos, cansado, y él comprende muy bien como es esa sensación. Se acerca a él y lo besa en la frente para saludarlo, encantado con como Esteban levanta la cabeza para él y ronronea ante sus mimos.

—Bonito —murmura, acariciándole la mejilla— Casi lo tenés ya acá...

Acaricia su vientre con adoración, como lleva haciendo los últimos meses, y entonces el aroma a lavanda de Fran se hace presente. Abraza a su omega por los hombros y ronronea para él, llenándolo de mimos.

—Estoy impaciente —le dice a él, besándolo en la mejilla para saludarlo— me pregunto si Juani también se sentía así, pero solo quiero tocarlo y mimarlo, cuidarlo...

A por el omega grandoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora