Joven príncipe herido ⚔︎

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Jimin

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Jimin.

La habitación está llena de un silencio conocido, la suave brisa nocturna sacude el cortinaje y la luz de la luna se cuela a través del balcón y los grandes ventanales. Me hace creer que se han unido para tranquilizar mis pensamientos, para crear caricias que son imaginadas y susurradas a mi oído, para ralentizar el tiempo.

Pero no está funcionando como debería.

Porque deseo con todas mis fuerzas viajar hasta la montaña más alejada de Luar y tirarme al abismo. Si no es posible, deseo morir aquí mismo.

Dejo escapar un suspiro, es el número diez en los últimos minutos, al menos de los que he podido contar. El roce suave en mi cabello se lleva mi atención y me recuerda la presencia de Nina. Probablemente los gritos del rey llegaron hasta la torre del harem, porque ella no tardó en correr a mi habitación para que pudiera refugiarme en sus cálidos brazos.

Nina es valiosa para mí. Fue entregada a mi padre como ofrenda de paz de parte del gobernador del pueblo de Azrila, convirtiéndose en concubina real. Su historia es un ejemplo de resiliencia. No es fácil enfrentar un cambio brusco y ser separado de tu familia a la fuerza, tampoco lo es ceder el poder de tu cuerpo a una persona completamente desconocida y sobrevivir a un harem como última en la fila. Ella ha sabido enfrentarlo, y lo lleva haciendo desde la temprana edad de quince años.

Tenía doce años cuando la conocí y catorce cuando nos volvimos amigos. Es una mujer extraordinariamente hermosa, con su larga cabellera roja y ondulada que brilla como el fuego de tierras cálidas. Sus ojos marrones son tan dulces como el chocolate que suele prepararme en las madrugadas cuando todos en el palacio duermen. Es muy valiente, inteligente, y me ha enseñado a aceptar la parte más oculta de mis anhelos al interesarse en mis estudios de poesía, música, danza e incluso la elaboración de prendas preciosas que no se me permite usar.

Nina me ayudó a enfrentar con valentía los cambios de mi naturaleza, así como me ayudó a ocultarlos. Para ella no soy solamente un príncipe, también soy un doncel, uno que no tiene mancha a sus ojos, y que tampoco está maldito, que tiene muchos sueños escondidos, pero que son fáciles de encontrar para las personas que, como ella, saben ver más allá.

Es una brisa de tranquilidad que me refresca el rostro en medio de una tormenta, y hace que mis días dentro del palacio se tornen luminosos y llevaderos.

El palacio de Luar es el lugar donde crecí, pero no puedo reconocerlo como un hogar. No sé si algo hubiese cambiado si mi madre viviera, y no tengo como averiguarlo. Mi vida está llena de deberes, estudios y reglas, donde constantemente mis capacidades son puestas a prueba y mi autoridad en duda. Sin embargo, dentro de toda esa escala de grises, hay tenues destellos de colores que atenúan a la tormenta, y entre ellos ella está presente.

Es un rayo de color que llega cuando más la necesito.

Tal y como está pasando ahora.

El paño húmedo que ella sostiene roza ligeramente la herida abierta de mi labio inferior, suelto un quejido cuando el ardor llega, haciendo que los movimientos se detengan de inmediato.

La joya del monarca ⚔︎ YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora