Jimin.
Los sonidos regresan con lentitud y fluidez.
El agua sigue su curso, es tranquilo y cercano; el viento sopla, agita mi cabello, los árboles que me rodean, silba en la lejanía, ramas secas se sacuden constantemente, tocan mi piel y se van por el mismo suelo seco en el que me encuentro; el canto de las aves es melodioso, me relaja lo suficiente para ordenar mis pensamientos. El cálido sol toca mi piel, mis dedos se entierran en el pasto, al mismo tiempo que mis ojos intentan mirar algo más que oscuridad.
Lo intento, pero es en vano. No puedo ver nada, y las sensaciones que mi cuerpo detecta van ganando fuerza.
Había pasado mucho tiempo desde que estuvimos aquí, en medio de la nada convertida en oscuridad. No ha cambiado, es la misma sensación desoladora y la misma tristeza profunda que quiebra el espíritu y adormece los huesos.
La voz de la razón se ha convertido en el único faro que puedo identificar en las lagunas de caos que invaden todos mis pensamientos. Me aferro a ella, a la esperanza que nace cuando un nuevo impulso me empuja a no rendirme.
Una vez más. Inhalo profundo, empapando mis pulmones del aire y su aroma natural, mientras mis párpados inician a moverse, lento, sin detenerse hasta que consigo entreabrir los ojos.
Un poco más... por favor.
Lo consigo con gran dificultad. Abro los ojos por completo y miro lo que me rodea.
Los rayos de un atardecer que iluminan un cielo naranja es la imagen que me recibe. Esos tonos cálidos me reconfortan y me llevan en un viaje extenso de recuerdos que me hacen añorar la mejor época de mi vida, cuando era un niño que corría bajo el sol delicado de Azariel. Me quedo en mi lugar, concentrado en parpadear cada vez con mayor fuerza hasta que mi vista se aclara.
Siento como toda la tormenta que me consumía se desvanece como los segundos diminutos del tiempo. Lo que hace un momento era una pesadilla pierde toda amenaza, dejando en su lugar la sensación agradable de estar despierto luego de pesadillas y una eternidad de calamidad y alucinaciones. Los latidos de mi corazón son constantes, llevan un mismo tono y una tranquilidad que me arranca un único suspiro cargado de más emociones de las que podría contar.
Entonces, con la lucidez firme es que puedo escucharlo.
—Por fin despierta.
La voz me toma por sorpresa, al igual que el recuerdo del ataque de los Nundus. Giro bruscamente y encuentro al rey Yoongi que está sentado justo a mi lado. Tiene las mangas arremangadas hasta los codos y su mirada fija en mí. Esos ojos grises son impactantes, y verlos tan de cerca me genera una sensación nueva a la que no termino de acostumbrarme. Es abrumador, arrasador y emocionante.
—Temía tener que cargarlo nuevamente. ¿Cómo se siente? —pregunta, completamente ajeno al huracán que desordena las palabras que con tanto esfuerzo intento ordenar para hablar apropiadamente.
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La joya del monarca ⚔︎ YM
RomanceExiste una antigua leyenda que cuenta la existencia de cuatro grandes reinos. Parklared y su grandeza. Kalaí y su entereza. Orien y su nobleza. Luar y su fortaleza. Los escritos ancestrales cuentan la historia de un príncipe, cautivo y justo que, po...