Jimin.
Llevo mucho tiempo contemplando la vista matutina que me ofrecen los ventanales de mi alcoba temporal.
El sol de Kalaí es hermoso. Los rayos dorados se filtran en cada espacio y son cálidos al tocarlos, brillan con fuerza entre los colores que me rodean, convirtiéndolo en luz que acurruca y purifica el alma triste.
En Luar es muy difícil (por no decir imposible) conocer un sol así. Mi reino es como lo cuentan las historias, y las leyendas también tienen un poco de verdad. El sol es lejano, como un sueño que sabes que existe, pero no tienes el privilegio de verlo o sentirlo; en cambio, puedo asegurar que tenemos a la luna más hermosa de todos los tiempos, con sus rayos azules y plateados que iluminan cada trozo de hielo y que llena de escarcha a la nieve.
Abrí mis ojos cuando el primer rayo apareció en el horizonte, era diminuto, pero de un dorado refulgente que me dejó sin palabras. No le di importancia a la hora, y no lo hago ahora, desde muy temprano estoy de pie en el balcón, sintiendo el calor en mi piel, mientras veo el paisaje que rodea al palacio de Kartel.
La sensación es diferente cuando mis manos tocan la superficie, el calor es más evidente y llega a molestar, sobre todo en la herida reciente, pero mantengo mi palma ahí, con mi cuerpo estremeciéndose cuando el viento cálido de la mañana sacude mi cabello y me hace cerrar los ojos.
Es agradable estar así. Es liberador, me hace desear tener el derecho de tomar un caballo y correr con él a los vastos campos de flores que admiro desde aquí. Empaparme de sus aromas. Conocer nuevas texturas. Coleccionar recuerdos, y experimentar aventuras. Es todo lo que quiero, lo que más deseo.
Sin embargo, empujo todos esos anhelos a un rincón resguardado de mi corazón, elijo la parte que conserva toda su fuerza para asegurarlos, porque sé que, alguien como yo, un príncipe cautivo debe tener sueños y muchas esperanzas para afrontar el día a día con la frente en alto y la mente en calma.
Escucho toques continuos en la puerta que me obligan a ingresar a la habitación, seguramente mi padre necesita informarme sobre la situación actual del reino. No tenemos ni cuarenta horas fuera de Luar, pero no es impedimento para estar al tanto de los contratos comerciales y los tratados. Tenemos eso en común.
—Adelante —digo, mientras me ocupo en colocarme las botas.
Me llama la atención que sea la doncella personal de la reina Silai quien entre en mi habitación. La joven hace una reverencia cuando me encuentra, y ahora sé de parte de quien me viene el mensaje.
—Espero que haya podido descansar, alteza —dice en voz baja y con la mirada en el suelo—. Disculpe que lo interrumpa, pero tengo un mensaje de su majestad la reina.
—¿De qué se trata?
Muy pocas veces la reina se ha molestado en dirigirme la palabra, y cuando sucede no es para algo bueno.
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La joya del monarca ⚔︎ YM
RomantizmExiste una antigua leyenda que cuenta la existencia de cuatro grandes reinos. Parklared y su grandeza. Kalaí y su entereza. Orien y su nobleza. Luar y su fortaleza. Los escritos ancestrales cuentan la historia de un príncipe, cautivo y justo que, po...