6: Comer dormido

121 14 4
                                    

Lemus

Acomodo mis cosas en el cuarto de huéspedes, y siento que algo me está acechando. Toda mi espina dorsal vibra, pero cuando me giro, es solo uno de los niños. Sería adorable, si no supiera que es un ser sobrenatural, el cual me quiere comer.

―Cheshire, ¿cierto? ―consulto.

El nene se mantiene detrás de la pared y agarrado del marco de la puerta.

―¿Papá está enfermo?

Se ve preocupado, pero, ¿puedo creerle? El niño es parte demonio, podría hacerse el inocente para engañarme y arrancarme la cabeza.

―Tu papá está bien, solo necesita descansar y mejorará ―Sonrío.

―Ruy dice que es nuestra culpa.

―Claro que no, son cosas de su cuerpo, no tiene que ver con ninguno de ustedes, no te inquietes por ello.

―Te dije que es un mentiroso. ―Se escucha una vocecita distinta desde la otra pared―. No está enfermo, ¿pero tiene problemas en el cuerpo? ―El rubiecito sale por la esquina a observarme, desafiante.

Puedo notar que Ruy es más altanero que Cheshire. Supongo que, si crece, será capaz de cortarle la cabeza a cualquiera, con esa confianza que se trae. El pequeño moreno es más tranquilo, incluso aunque sea el que me mordió al conocernos.

―Enfermo es una palabra fuerte y yo no la dije ―me defiendo.

El niño sonríe con malicia.

―Problemas tampoco, pero no te vi aclarándolo.

―Eres muy inteligente. ¿Por qué no vas a la escuela?

―Porque me comería a mis compañeritos. ―Se ríe.

―¿No hay escuela de demonios? ―Enarco una ceja.

―¿Cuántos demonios tienen hijos?

―Podemos ir a un clan ―dice Cheshire, estando tímido, intentando entrar en la conversación―. Parece que son grandes.

―Wow, eso debe ser genial. ―Le sonrío.

―No estás admitido en esta familia. ―Ruy se pone delante, luego me muestra sus varios colmillos y amenaza―. Cuídate la garganta.

Retrocedo, entonces río, nervioso.

―No intento entrar en la familia, solo vengo a ayudar, es mi trabajo.

Hace un gesto como de cortar el cuello, luego agarra la mano de su hermano y se lo lleva lejos de mí, como protegiéndolo. Cuando se retiran del todo, me dirijo al cuarto de Akil, el cual duerme con los dos bebés. Se ha pasado la mañana y la tarde así. Reviso los papeles que me dejó el doctor Wallstrom. Se ve que ha hecho una serie de pruebas, para determinar su estado. Voy a darle estas pastillas.

―Señor Stormville. ―Toco su hombro. No despierta, pero sigue en su sueño profundo, pues noto como su respiración sube y baja―. Akil ―insisto, agarro su muñeca y la muevo―. ¡Ah! ―grito cuando me toma de la mano, entonces me introduce en la cama.

Ay, qué vergüenza, y qué fuerte.

―Huele rico ―murmura, dormido.

Siento sus dientes.

―¡¡Señor Stormville, no me mate mientras duerme!!

Engendros MalditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora