3: Melodías del bosque

127 17 0
                                    

Lemus

Me siento sumamente extraño. Es como ver a una mamá amamantando, pero desde la muñeca y en vez de leche es sangre lo que toma el bebé. Aunque di por hecho que era un hombre por sus facciones masculinas, ¿será que me equivoqué? Bueno, no tengo idea sobre su especie. Esto es todo nuevo para mí.

Escribo en mi planilla mientras Akil sigue alimentando al bebé, sentado en el sillón curvo de la sala, y el otro duerme a su lado en una camita mecedora. Los niños más grandes, corren alrededor de una mesa, en la cual juegan a perseguirse.

Akil alza sus ojos color grises claros. Bastante claros para ser normales. Me observa y yo trago saliva, luego me regala una sonrisa.

―¿Necesitas preguntar algo? ―sugiere.

―Eh, no deseo parecer ignorante u ofenderte, pero... ―Mis mejillas arden―. ¿Eres hembra? Tienes que serlo, vomitaste a un niño.

Se ríe ante mis palabras, entonces toda la tensión que tenía se aleja.

―¿Quieres saber si tengo pene?

Todo el calor que crecía en mí, ya llena toda mi cara de rojo. ¡¿Por qué estoy tan avergonzado?! Trágame tierra y no me escupas jamás.

―N... no me malinterpretes, es estrictamente profesional.

―Sí, tengo. ―Mantiene la sonrisa y se dispone a explicar de forma muy amable―. En mi raza, los demonios, es indistinto si eres hombre o mujer, eso es solo una formalidad para estar entre los humanos. Nuestra reproducción no requiere del coito para nacer, así que si te preguntas quién es el padre o madre de los niños, solo soy yo. ―Hace una pausa, luego se ríe―. ¿Y si te preguntas para qué sirve mi órgano sexual? Es solo para satisfacer mis deseos carnales. Aunque debo admitir que hace mucho que no tengo sexo.

Basta, demasiada información, ¿ahora cómo salgo del lío en que me metí solito? No creo que pueda responder con una simple palabra. Luego recuerdo algo, entonces logro seguir la conversación.

―¿Cómo es posible? Dijiste que eras híbrido.

―Mi padre es una de las pocas excepciones a la regla, sobre mezclar nuestro ADN. La verdad es que violó a un ángel y luego del coito murió, fin de la historia trágica.

¡¿Y lo dice tan tranquilo?!

Aunque no puedo quejarme, yo...

―No entiendo cómo todo esto, me lo estoy tomando tan normal ―acoto más para mí mismo, pensando en voz alta.

―Depende mucho de tu personalidad y experiencias de vida, lo normal en los humanos es espantarse y huir, pero siempre hay alguno que acepta lo sobrenatural.

Sonrío.

―Eres muy amable al explicarme todo, gracias.

―Muchos dicen que estoy en modo ángel, si estaría en modo demonio, solo te arrancaría la cabeza. ―Se ríe mientras me baja la presión―. Tú te asustas, pero yo prefiero mi lado demoniaco, tengo muy mala experiencia con los ángeles.

La puerta se abre, entonces somos interrumpidos por el doctor Gerestef Wallstrom, el cual entra enfadado a la sala.

―¿Ya anotaste todo? ―consulta mi superior por los parámetros de las máquinas, que ni siquiera comencé a calibrar―. Hay mucha charla aquí, poco allí. ―Luego observa a Akil―. No me malinterprete, pero creí que quería irse.

―Me gusta mucho su discípulo, me lo comería, pero nos quedaríamos sin médicos buenos en el hospital, es una lástima.

¡¡Ah, habló tan a la ligera de matarme otra vez!!

―Salvado por mi puesto de trabajo. ―Suspiro aliviado, luego me sobresalto cuando mi jefe me mira de mala manera―. ¡¡Ya mismo reviso las máquinas!!

Salgo corriendo hacia estas y me pongo a trabajar. Akil me sigue con la vista mientras Gerestef nos deja a solas otra vez. Su mirada me genera un poco de tensión, así que me tardo un poco más en finalizar el informe.

Una vez terminamos, acompaño al señor Stormville a la salida y él mete a los niños en su coche. Parece todo un padre soltero normal, con muchos hijos, jamás creería que es un demonio a simple vista.

Visualizo como el coche se retira, y es como volver a la aburrida normalidad. Ni idea por qué deseo que regrese, eso es bien raro. Podría morir cerca de ese hombre. Debo reaccionar, son una locura esos pensamientos.

Quizás solo deba olvidar estos días tan extraños.

Miro el bosque del pueblo a lo lejos. Hay una melodía, no la escuchaba hace tiempo. Al menos desde que llegué. Es tan relajante, es lo que me hizo decidir quedarme a vivir aquí. Es curioso, ha vuelto a sonar, ¿por qué? Posiblemente, tampoco era algo común.

¿Qué más secretos oculta Norville?

            ¿Qué más secretos oculta Norville?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Engendros MalditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora