17: Disfrutar al máximo

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Lemus

¿Cómo es que pasé de intentar matarlo a estar desnudo sobre la cama de la habitación de un hotel?

Gimoteo mientras me beso con Akil debajo de las sábanas. La luz del cuarto es tenue, para traerme tranquilidad. Aunque para mí, solo me basta con el aura divina de Akil. Me deleito viendo sus alas. Las ha sacado y son un espectáculo para mis ojos. Agarra mis caderas, entonces se desliza entrando en mí. La cama se mueve, el lubricante hace su trabajo y yo solo puedo sentir un sinfín de sensaciones.

Me da la vuelta y la agitación continúa. Sostengo con fuerza algunas plumas que me dio, para que, al estar de espaldas, también esté tranquilo. Chillo cuando me muerde. Algún extraño líquido sale de sus dientes, lo que cura las heridas. Antes no lo había visto por estar tan nervioso, pero ahora logro notarlo con claridad.

―Oh, Akil...

―Mi angelito.

Curioso, que especulé que eso le iba a molestar de mí, sin embargo, parece que le encanta decirlo, incluso en la cama. Hay que disfrutar al máximo, porque con los niños, es probable que pocas veces podamos hacer esto.

―¡Ah!

Me agarro fuerte de las sábanas y apoyo mi cabeza en la almohada. Siento mucho calor, así que cierro los ojos. Este es un momento bastante placentero, no creí que me gustaría tanto. Nunca había sentido nada así, quizás solo me gusta que me lo haga Akil. ¿Iré al infierno por ser un ángel tentado por un mitad demonio? La verdad, no importa nada en absoluto, solo el buen sentimiento.

La harmonía y el placer se unen, así que siento como si flotara. Hay un brillo, luces electrizantes, un clima pleno y de desconexión. Este es el momento perfecto. Los sonidos se pierden en la lujuria. No hay nada más que escuchar, ni siquiera canciones, mucho menos melodías de cajas de música.

Es el final de ese trato, pues estoy muy bien aquí.

Akil

Acaricio al dormido de Lemus. Su respiración sube y baja en una sensación de harmonía, así que sonrío. Le doy un leve beso, entonces me acurruco con él en posición de cucharita. Después lo abrazo desde la espalda, deposito otros besitos allí y me relamo los labios.

―Mi angelito ―susurro.

Cierro los ojos y también descanso.

¿Quién diría que mi parte tan odiada podría serme de utilidad? Sin contar que de los seres que más detesto en esta vida, ahora uno de ellos está entre los afectos que más quiero. Supongo que tampoco es tan malo tener parte ángel.

A veces generalizar no es bueno y el rencor nos ciega por completo. Empezar a aceptarme será difícil, pero tener a Lemus a mi lado, me da esa confianza que necesito. Además, él también debe hacerlo, todavía tenemos un poco más que recorrer sobre nosotros mismos. De todas formas, sé que lo conseguiremos.

Aunque, todavía quedan otros problemas, esto no ha terminado. 

No sé si se los había dicho, pero esta historia será corta y, de hecho, si mis cálculos son correctos, pues nos quedan solo dos capítulos

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No sé si se los había dicho, pero esta historia será corta y, de hecho, si mis cálculos son correctos, pues nos quedan solo dos capítulos. 

Saludos, Vivi.

Engendros MalditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora