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La noche había terminado y mi cuerpo estaba lleno de moretones, Damián no estaba a mi lado se encontraba en la reunión con su jefe y mi papá, no sabía lo que quería pero planeaba hacer algo más conmigo, me intenté levantar de la cama pero en eso escuche la puerta abrirse de golpes y delante estaba Damián enojado, se acercó a mi y me jalo de la manos para cargarme entre sus brazos.

—Tu padre es un idiota, nos vamos de aquí.— Me dijo con una voz enojada, sus ojos estaba oscuros y mostraban un rechazo de odio.

—¿Qué pasa?— Le pregunté.

—Ese hombre quiere venderte otra vez, si nadie te  matarán pero ya pague millones por ti.— Agarró una toalla me la puso encima para que mi cuerpo no estuviera expuesto, cómo ¿Había pagado millones para llevarme con él?

—Nos vamos a costa rica, tenemos una isla privada con 109 hombres vigilando las 24 horas del día, te quedarás conmigo y podrás estar mas tranquila.— Me llevó afuera del cuarto y llegamos a un coche negro el mismo que había visto aquella noche.

—¡Tu eres el que me espió!— Dije y mis mejillas se tornaron rosas.

—Si, y déjame decirte que me gustó verte.— Me mostró una sonrisa juguetona . —Pero no tengo suficiente de ti , cuando lleguemos a costa rica me voy a asegurar de que todas las noches gimas por mi nombre.—
Me metió en el asiento trasero y me acosté con la toalla.

—¿Cuánto pagaste por mí?— Pregunté con curiosidad y me incliné para verlo entrar al coche, en cuanto se subió me miró.

—40 millones, la verdad pensé que me costarías más dinero que eso.— Arranco el motor y comenzó a conducir al aeropuerto.

—¿40 millones?, eso es mucho dinero Damián.

—Para mi eso es muy poco.

—¿Cómo?

—Trabajo en la mafia más peligrosa de toda esta cuidad, incluso mucho más.

—Entonces ¿Qué piensas hacer conmigo?

—Te convertiré en mi esposa.

Detuvo el coche y se acercó a mi con una sonrisa, jalo mi barbilla y apoyó sus labios con los míos suavemente, no era un beso feroz como los otros este era más tranquilo y podía sentir mariposas en mi estómago, cerré los ojos para devolverle el besó pero después de unos minutos se alejo de mi.

—En una hora llegaremos al aeropuerto, te pondré un vestido tradicional cuando lleguemos a costa rica pequeña.—

ACOSÓ ENTRE LAS SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora