Capítulo 1

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La luz del atardecer se colaba suavemente por la ventana, tiñendo la habitación de tonos cálidos

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La luz del atardecer se colaba suavemente por la ventana, tiñendo la habitación de tonos cálidos. Arian se encontraba acurrucado cerca de Damián, disfrutando del aroma a tabaco que emanaba de su cuerpo. Damián exhaló una bocanada de humo gris mientras su brazo libre rodeaba a Arian de forma protectora.

La cama de Arian era un oasis de colores pastel y peluches esponjosos, un refugio que contrastaba con la rudeza del mundo exterior. Damián, por su parte, se sentía perfectamente cómodo en ese entorno. Arian era lo más preciado en su vida y por él haría cualquier cosa, incluso contradecir las normas sociales.

Arian dejó que su mirada vagara por el rostro de su amigo. Las largas pestañas negras enmarcaban esos hipnóticos ojos verdes que tanto le gustaban. La piel morena relucía con un leve toque cobrizo por el sol. Los pómulos pronunciados y la mandíbula cuadrada acentuaban la masculinidad de Damián, pero cuando estaba junto a Arian, sus facciones se relajaban y su expresión se volvía cálida, casi tierna.

Llevaba una camiseta blanca ceñida que revelaba sus bíceps torneados, fruto de las horas que pasaba en el taller de ingeniería mecánica. Arian se mordió el labio inferior inconscientemente al estudiar esos músculos. Un leve rubor coloreó sus mejillas pecosas cuando sus ojos se posaron en los jeans desgastados que Damián usaba.

Un mechón de pelo castaño claro cayó sobre el rostro de Arian al moverse. Damián lo apartó con delicadeza, acariciando con suavidad la piel de porcelana. Era como si temiese romper a su frágil amigo con el más mínimo rose. Los grandes ojos grises de Arian brillaron con adoración mientras observaba a Damián. Para él, su amigo era la perfección hecha persona.

Arian vestía un enorme suéter holgado de lana en tono lavanda que lo hacía parecer aún más pequeño y delicado. Unos shorts desmadejados de algodón asomaban por debajo, exponiendo sus piernas delgadas y blancas cubiertas de pecas. Su cabello largo y sedoso estaba recogido en una coleta despeinada.

- Te ves adorable hoy - murmuró Damián con voz ronca, depositando un beso en la frente de Arian.

Arian sonrió tímidamente y se acurrucó más cerca, embriagado por la calidez y la protección que los brazos de Damián le brindaban.

Arian cerró los ojos, dejándose envolver por la sensación reconfortante de estar entre los brazos de Damián. Era su lugar seguro, donde nada ni nadie podía dañarlo. Sin embargo, una parte de él deseaba que ese abrazo significara algo más que simple amistad.

Desde hacía tiempo, Arian había empezado a desarrollar sentimientos más profundos por Damián. Cada vez que lo veía, su corazón se aceleraba y las mariposas revoloteaban en su estómago. Se perdía en esos ojos verdes una y otra vez, anhelando una mirada que fuera más que fraterna. Pero Arian se guardaba esos anhelos para sí mismo, temiendo arruinar la valiosa amistad que los unía.

Damián tomó otra calada de su cigarrillo y dejó que el humo saliera lentamente de sus labios. Observaba embelesado los delicados rasgos de Arian. Para él, su amigo era el ser más bello sobre la faz de la tierra. Admiraba su fortaleza, su autenticidad, su valor para ser fiel a sí mismo sin importar lo que los demás dijeran.

Como Porcelana (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora