25 de enero.
Mientras se levantaban para irse a sus respectivos dormitorios una visión lo golpeo.
Se quedo quieto mientras las paredes se derrumbaban y los árboles crecían a su alrededor, las raíces se extendieron alrededor de la tierra y Draco se encontró a lado de Quirrell. Se alejo con inquietud y miro al cielo en busca de la luna. Estaba casi llena, bajo su mirada y se concentró en escuchar, aunque temiera lo que iba a pasar.
Sin duda esto era un complemento de su visión anterior donde el hombre asesinaba a un unicornio.
—Atrapar a un unicornio es algo que nunca espere lograr—sonrió el hombre, su turbante no estaba por ningún lado y Draco miro con cautela la cara deformada en la nuca del hombre, con extrañeza pudo ver que Voldemort parecía fastidiado—Es un honor poder lograr tantas hazañas a su lado mi señor—exclamo suntuoso y comenzó a caminar.
Draco lo siguió, pensando como su tartamudeo desaparecía cuando estaba con Voldemort y no con los niños de once años que apenas sabían hacer magia.
Era un excelente actor, un basilisco en la piel de un unicornio.
—Logra beber su sangre, resiste la maldición y tendrás todo el conocimiento que has deseado—hablo Voldemort, su cara se transformó en serenidad, aunque sus brillantes ojos escarlata miraban alrededor.
Quirrell estaba eufórico, su gran sonrisa arrugaba sus ojos y sus pasos eran casi saltos en el oscuro bosque.
—La diadema de Rowena Ravenclaw—suspiro, Draco se detuvo abruptamente sorprendido. La diadema era una de las reliquias más codiciadas por eruditos y coleccionistas, se decía que incrementaba la sabiduría de quien la usara, pero nadie sabía su ubicación.
Quirrell continúo caminando—"Una inteligencia sin límites es el mayor tesoro de los hombres"—pronuncio, Draco se acercó, pero no sobrepaso a Quirrell. Su curiosidad lo hizo querer mirar la cara del extraño ser mientras pensaba que nadie lo miraba ¿enserio sabía dónde estaba?
Voldemort giro los ojos con fastidio.
Draco levanto una ceja y luego un relinchar lo hizo mirar arriba, donde un unicornio atrapado luchaba contra unas enormes telarañas grises que sabia no eran de ninguna especie nativa, los únicos arácnidos del bosque prohibido eran las acromantulas y las pequeñas arañas comunes, y ninguno de los dos era conocidos por tener telarañas lo suficientemente fuertes para atrapar a algo tan fuerte como un unicornio.
—Le demostrare señor, como mi convicción es tan fuerte—proclamo y de su túnica purpura saco una larga daga, el unicornio pateo y Quirrell se apartó, moviéndose hacia donde el unicornio no podía defenderse.
Draco apretó los dientes y cerró los ojos. Es aquí donde antes lo había situado su visión anterior. Había visto sin ningún preámbulo como la daga bajaba y cortaba el cuello del unicornio.
Quirrell luego extrajo toda la sangre, embotellándola para luego beberla y sufrir las consecuencias de romper un tabú. Draco no quería volver a verlo. No quería presenciar la desesperación del unicornio, ni enfrentarse a ese horrible hechizo que dejaba a un cadáver sin sangre, ni ver a Quirrell bebiendo la sangre para luego retorcerse en la tierra del bosque prohibido.
El sonido desapareció y cuando Draco abrió los ojos estaba de nuevo en el salón de sacrificios junto a Harry. Tal vez ya había cumplido su cuota de traumas por el año, o de alguna forma había parado la visión, cualquiera que sea la razón estaba aliviado de no volver a presenciarlo.
Draco que estaba caminando hacia la salida, alzo la mano y tomo del hombro a Harry que volteo a verlo con curiosidad. Su capa ya estaba en sus manos lista para cubrirlos.
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Mente culpable
Fanfiction"El acto no hace que la persona sea culpable a menos que la mente también sea culpable" Draco a escondido y aprovechado toda su vida ser un vidente cuando una visión recurrente lo hace tropezar con el gran desastre que es Harry Potter. Demasiado pro...