Las bebidas comenzaron a esparcirse en el círculo, era medio difícil no estar integrada ya a uno si estar con una persona de lo más sociable lo mínimo que podía hacer era presentarte a todas sus amistades en una sola noche, y dios, a veces maldecia sin parar internamente que ni siquiera Bianca ni Guada estén ahí para hacerle compañía para sentirse más parte del encuentro, en que cabeza se iba a imaginar que en un plan de más de diez personas solo una no le falló y ese mismo es aquel con más experiencias en ese rubro que nadie. Ya podía predecir la noche completa y se visualizaba a las tres de la mañana pidiendo un auto de aplicación para volver con la peor de las ondas a su casa, ya la noche no pintaba como quería que fuese, sus pensamientos tampoco aportaban entusiasmo y odiaba que eso interfiera en su estado de ánimo, quería ahogar esas voces pesimistas que vivían en su mente, y la única manera de ahogarlas era respetando su permitido e ir a la barra por todo.
Así comenzaron los primeros shots y tragos, la noche iba desenvolviendose más, comenzaba a tener sentido los temas de reggaetón viejo que se escuchaba a todo volumen, a este paso ya se sabía el nombre del bartender ya que siempre rápida se lo preguntó al quinto trago que fue a pedir, y para que negarlo habia intercambiado mas palabras con él que con su único compañero de la noche, que hablando de él lo había perdido de vista hace ya unos extensos minutos.
—¿Cami?
Una mano en su hombro derecho la sorprendió de un salto, al darse la media vuelta estaba en frente suyo Marian, recién llegado por lo visto.— No puedo creer que hayas cumplido.
Le extendió la mano con un trago que ya para ese momento se había olvidado de lo que contenía, el aceptó haciendo una mueca de asco ya que era más dulce de lo que frecuentaba beber, pero eso no impidió hacerle compañía a algunas bebidas más antes de adentrarse en el ambiente.
— Y dónde estan los otros chicos me imagino que a estas alturas ya encararon.
Pobre ingenuo.
— Ay si yo te dijera Marian donde están todos, te juro que la palmas.
Y pareciera que con esas palabras bastó para hacerlo poner los ojos en blanco y comprender la situación.
—A ver, ¿eso quiere decir que vos estás acá sola, tirándole onda al de la barra?
Para que decir que no..—Bueno sola sola sola de sola no estoy — o eso trataba de convencerse. —Gian debe estar por ahí también, no lo veo hace un rato.
—Ese seguro está con tres tipos de rubias distintas.
—No lo dudo. — Le dió un ultimo sorbido a su bebida, en el fondo se reproducía uno de sus temas favoritos y no pudo controlar sus ganas de ir a interactuar con gente, su bara de social aumentó gracias al alcohol en sangre — Vení Marian hay que buscar al toro mínimo que baile algo con nosotros.
Y a partir de ahí arrancó la busqueda al único fiel del equipo, bueno sin halagarlo mucho porque extraña vez asistía a los planes que se hacían y la única vez que decidió cumplir resulta que se bajaron todos sin informar nada. No solo se enfocaron en encontrar el morocho pausaban largos ratos en aceptar carreras de shots que se mandaban a mitad de camino, el ambiente por fin se tornaba de colores más vivos y la visión un poco más distorsionada pero lo suficiente para distinguir los rostros que se cruzaban y su objetivo principal de la noche.
Lo vieron, estaba en un costado un poco más oscuro que las otras zonas del baile, cuando Cami se dió la vuelta para avisarle a Marian que allí estaba su amigo, él ya no estaba, se le perdió en la multitud pero casi sin preocuparse solo le bastó un minuto en seguir caminando hacia el castaño, raro y muy raro que no tenía compañía más que un vaso de vidrio ya por la mitad.
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romance entre amigos
Romancelos amores adolescentes son emocionantes, pero la historia de amor de dos chicos en sus veintes y que solo son "amigos" es todavía más provocadora de éxtasis.