"Kim Taehyung, un hermoso pero rebelde doncel, intenta escapar de su futuro esposo justo un día antes de su boda. Para su mala fortuna, Jeon Jungkook, el vampiro más temido de la región, posa sus ojos en él, horas antes, desencadenando una serie de...
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Rápidamente, la dulzura dio paso a una chispa de pasión que se volvía una llama incontrolable, y el beso se volvió más intenso. Jungkook acariciaba con pasión la piel de Taehyung como queriendo grabarla en sus manos, sus dedos explorando cada centímetro con avidez, sintiendo la calidez y suavidad de su piel bajo sus yemas. El doncel respondía con la misma entrega, sus manos aferrándose suavemente a los hombros del vampiro, buscando mantenerse cerca, como si temiera que aquel momento fugaz se desvaneciera entre sus dedos.
El doncel dio un gemido en los labios del vampiro, haciendo que los ojos de Jungkook se volvieran rojos.
—Mio, solo mio... —susurró Jungkook, su voz cargada de posesión y deseo, perdiendo una vez más el control en su cuerpo mientras se dejaba llevar por la pasión y la lujuria que ardía entre ellos.
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Jungkook dejó que su mano se deslizara hacia el muslo de Taehyung, apretándolo con pasión. Sus cuerpos se friccionaron con una urgencia inexplicable, el deseo entre ellos se volvió casi palpable. El doncel dio un gemido contra los labios del vampiro, quien besaba y mordía suavemente el labio inferior de Taehyung, cada caricia encendiendo más la Ilama que ardía entre ellos.
De pronto, el pequeño Yeontan comenzó a ladrar y a gruñir, su atención fija en la puerta. Taehyung abrió despacio sus ojos, su respiración entrecortada, y acunó el rostro de Jungkook, logrando que este volviera a la realidad. Jungkook giró rápidamente su rostro hacia donde ladraba el pequeño, y apenas alcanzó a ver tres cabezas que se alejaban a gran velocidad.
Suspiró, visiblemente molesto. —Ya regreso, bonito. — murmuró, dejando un fugaz beso en los labios ajenos, su mirada prometiendo continuar lo que habían comenzado.
—Ven aquí, Tannie. — dijo el doncel, su voz temblando ligeramente mientras su mirada se perdía en la oscuridad de la habitación. Jungkook caminó hacia la salida, lanzando una última mirada a Taehyung. El cachorro se acomodó entre los brazos del doncel, quien lo abrazó con fuerza, sintiendo su respiración aún agitada. Taehyung acariciaba el pelaje de Yeontan, sus dedos temblorosos mientras suspiraba con una mezcla de deseo y tristeza.
Jungkook entró en la sala con pasos firmes, encontrando a Andrea, Jimin y Yoongi esperando en un rincón. Los tres comenzaron a excusarse, sus voces mezclándose en un bullicio molesto que llenaba el aire denso y tenso.
—La culpa fue de Jimin. —dijo Andrea rápidamente.
—Yo solo quería asegurarme de que todo estuviera bien. —se defendió Jimin, levantando las manos.
—Se escucharon ruidos raros. —añadió Yoongi, tratando de justificar su presencia.
—¡Ya, cierren la boca! —rugió Jungkook, levantando la voz con autoridad. Su mirada intensa hacía que sus ojos parecieran dos pozos oscuros y peligrosos.
