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— !Por favor!... Ya dejame... — Dijo la de orbes verdes con lágrimas en los ojos, estaba en posición fetal sobre el suelo cubriendo su cabeza con sus manos. Todos sus libros, carpetas y más estaban esparcidos por todo el piso mientras aquel joven cubierto de cicatrices sostenía su mochila riéndose de la más baja, la miro por unos segundos tirando aquel bolso a un lado.
Los pasillos se encontraban vacíos debido a que era horario de clase, los pocos alumnos que pasaban por ahí no se metían ya que conocían perfectamente a Sanemi, los maestros no estaban disponiblesya que se encontraban en una junta con el directorde la academia. Se puso asualturaquedandode cunclillas frente aella, agarrosucabellerarosadaconfuerzalevantadosucabeza, lavióa losojosporunossegundosquedandoembobadoenesasesmeraldasquetantoleencantabaver.