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Kanroji, Iguro y Shinazugawa. Aquellas familias eran muy unidas, dentro de todo Japón dichos apellidos eran muy importantes y con poder. Obviamente como siempre los padres deben tener un heredero, herederos los cuales durante una reunión se conocieron y desde ese momento aquellos niños fueron inseparables.
Mitsuri, la mayor de los hermanos Kanroji sería la futura heredera de aquellas empresas que pertenecían a su padre y el mismo caso para Sanemi, el cual era el hijo mayor por lo cual se le otorgaba esa gran responsabilidad en un futuro. Con Obanai fue un poco distinto, el no era el mayor pero es el único varón dentro de su familia lo que lo hizo convertirse en heredero.
Cuándo se conocieron aquella niña peli-rosa contaba con la edad de 6 años mientras que los niños contaban con 8 años de edad. Ella fue la que tomó la iniciativa decidiendo hablar con el más bajo, Obanai. Aunque al principio el era un poco tímido con ella mientras pasaba la noche poco a poco fue agarrando confianza, después invitaron a jugar al peli-blanco, un poco de mala gana aceptó y entre los tres jugaron a las atrapadas siendo siempre el Shinazugawa el que los atrapaba.