doce.

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Iván estaba sin duda nervioso ante la propuesta del mayor, quien lo miraba de manera insistente y nerviosa. Sabía que si aceptaba todo el colegio los molestaría, su madre se negaría y las personas los verian en menos, pero cada vez que estaba junto a rodrigo se sentía protegido de cualquier cosa, como cuando eran niños y lo protegía de los 'monstruos nocturnos'. Porque a pesar de que iván fuera más alto que rodrigo, rodrigo hacía lo posible para neutralizar los miedos de su menor a pesar de que él también lo sintiese.

─ Si no quieres no te seguiré insistiend..

─ Sí ─ las palabras se desbordaron y huyeron por sus labios, como algo que no podía tocar para detener y solo fluía por el viento. ─ Quiero ser tu novio ─ una tímida sonrisa apareció en sus labios y rodrigo sonrió en grande, abrazando fuertemente el cuerpo del contrario.

Ambos estaban unidos en un cálido abrazo, se sentían muy bien estando el uno con el otro. Realmente se necesitaban, porque se tuvieron toda su vida, desde cuando eran pequeños, pero ninguno se dio cuenta jamás de las indirectas que el otro le lanzaba.

Finalmente cuando pasaron un par de minutos salieron de aquel frío lugar. Eran aproximadamente la una con cuarenta de la mañana y rodrigo sabía que su perezoso iván estaba muriendo de sueño, pero aún tenía una sorpresa más para su menor.

Ambos entraron a la habitación de iván, lugar que estaba extrañamente todo oscuro. Buhaje parpadeó un par de veces bastante lento, estaba al borde de dormirse ahí mismo, pero rodrigo entró detrás suya y le abrazó con bastante cuidado de no asustarle. Sabía que el menor era más miedo que persona, así que lo acunó en sus brazos y comenzó a balancearse de lado a lado, muy suavemente.

─ Te amo ─ rodrigo habló y iván sonrió avergonzado, posando sus manos sobre las manos del mas bajo.

Rodrigo lo guió hasta la cama y lo recostó con cuidado sobre esta. Dejó un casto beso sobre la frente de iván y finalmente se alejó, yendo a buscar una pequeña cajita que estaba repleta de moños y decoraciones. Encendió la luz para que el menor pudiera verla y este se sentó en la cama sin comprender mucho qué era eso. Guardó silencio y dejó que rodrigo se acercara a él, dejando la caja luego sobre sus piernas.

─ Abrela, iván ─ el de cabellos castaños ladeó su cabeza levemente, sonriendo bastante enternecido por la imagen de un iván adormilado y emocionado a la vez. Era tan hermoso, era como un muñequito al que deseaba cuidar con su vida.

El pelinegro abrió finalmente la caja, viendo qué contenía dentro. Era un gato de peluche y una aplaca del mismo material. Estaban unidas por un corazon de felpa y sus mejillas se calentaron al ver una cartita pegada en el corazón. Miró hacia el mayor, quien soltó una leve risa con ternura.

No hizo mas que despegar el palelito con cuidado y abrirlo, leyendo la letra de rodrigo. Decía
'Estaremos juntos incluso si el universo cae a pedazos, porque nosotros haremos nuestro propio mar de estrellas'

Iván dejó la carta y la cajita a un lado para acercarse al mas bajo, abrazándolo de golpe como si todo el sueño que estaba sintiendo se hubiera esfumado de la nada. No podía estar más feliz, realmente rodrigo lo hacía muy feliz. Lo necesitaba consigo el resto de su vida y las siguientes.

─ Te amo, te amo, te amo ─ decía el pelinegro mientras dejaba muchos besos sobre el rostro perfecto de rodrigo, ganándose varias risitas de parte de este.

─ Yo te amo más ─ Rodrigo puso sus manos sobre las mejillas del menor, haciendo que sus labios se abultasen y aprovechó de robarle un casto besito.

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